EL CUADERNO DE JAIME
Por Quin (enero de 2008)
Sumario
- 1 Los niños de Arija
- 2 El Cuaderno de Jaime
- 3 Los maestros y las leyes
- 4 Las escuelas nacionales de Arija
- 5 Las escuelas de la Fábrica de Cristalería
- 6 Juegos peligrosos
- 7 Otros juegos
- 8 Las clases de Religión
- 9 El Alcalde y los cuadernos escolares
- 10 Oña y Santander
- 11 José Luís López Ayerdi (Coque)
- 12 Paquito es Quin
Los niños de Arija
Dice Vital Alsar, el navegante santanderino afincado en México, gran aventurero y expedicionario al frente de famosas travesías marinas, impulsadas por el inmenso motor de su alma y de su férrea voluntad, un alma mucho más grande que el cielo y el mar al que ama, llena de poesía y de deseos de paz y bienestar para todos, especialmente para todos los niños de este mundo, que su niñez en su Santander natal fue feliz.- Considera que su infancia fue muy feliz, siempre en contacto con la naturaleza, sobre todo con el mar.-
Vital Alsar, con el que tuve la suerte de convivir codo con codo unos pocos años, sé que me supera en todo, ya que lo pude comprobar a muy corta distancia, cuando intelectual y físicamente me dejaba a la altura del betún, siempre que yo quería confrontar mis aptitudes con las de él: la intelectual y la física .- Pero hay algo a lo que no estoy dispuesto a que me pase por encima en un alarde de absoluta superioridad sobre mi.- Me refiero a la felicidad en la niñez, que él enmarca en su Santander querido, y que me parece adivinar, lo proclama como "un gran tesoro", que ciertamente lo es.-
Creo que los niños de Arija de mi generación, de mi edad, que es la misma que la de Vital, año mas, año menos, también fuimos maravillosamente felices en nuestra niñez.- Por lo menos en esto, sin ninguna duda le supero, y aunque en Arija no teníamos mar, ni tampoco en aquellas fechas existía "El Pantano del Ebro" que nos hiciera recordar un poco el mar que Vital Alsar tanto ama, sí estábamos siempre, al igual que él, en contacto con la naturaleza.- Grandiosa naturaleza de aquella inmensa Vilga, cuyos límites en el horizonte los ponían las bellísimas montañas nevadas de Reinosa, que no eran obstáculo para que nuestras almas, en nuestros deseos de aventuras, las traspasaran, y se fundieran nostálgicamente con los no menos bellos y espectaculares cielos que veíamos muy a lo lejos, soñando con países y paisajes mucho más lejanos que aquellas montañas nevadas.-
Bellísimas montañas nevadas de Reinosa que veíamos a lo lejos, fundiéndose con los no menos espectaculares cielos.
Es más, los niños de Arija, no vivíamos siempre en contacto con la naturaleza como dice Vital Alsar; los niños de Arija, ¡éramos parte de la naturaleza!, vivíamos incrustados en ella: éramos hojarasca, éramos barro y arena, éramos parte del viento, éramos lluvia y frío, éramos nieve y brisa, éramos niebla.- Como un elemento más, vivíamos fundidos en ella de tanto vivir en la calle, correteando totalmente libres, sueltos, como fierecillas sin amo, ¡ignorando todos los males de este mundo!, éramos totalmente… ¡ felices!.-
El Cuaderno de Jaime
Jaime, el ciclista de Arija, también de la misma edad que la nuestra, mes más mes menos, hace poco dijo en esta Web, que había encontrado su cuaderno escolar de 1.946 que empieza así:
Hoy es cinco de Octubre de 1.946, y aunque el curso ha empezado el día 3, no he venido antes porque tenía que trabajar.- Mi compañero Paquito se ha ido a estudiar a Oña…
Posiblemente, esto que escribió Jaime en su cuaderno hace 62 años, pertenece a uno de los trabajos que nos mandaba hacer nuestro maestro.- Alguna redacción exponiendo nuestras impresiones del día, alguna especie de mini diario.-
¡Qué gran lección de cariño y amor a unas escuelas, a unos trabajos hechos de pequeños, da Jaime a los niños que van hoy día a las escuelas y colegios!-
El cuaderno de Jaime, lo tiene guardado solamente por cariño a sus trabajos, a sus maestros, a su escuela, a su pueblo.-
El cuaderno de Jaime, el que dice que ha encontrado después de 62 años, que tenía guardado con todo su cariño en algún rincón de su casa desde hace tanto tiempo, me trae a la memoria tesoros de bien estar, de bien vivir en buena conciencia, con la familia, con los vecinos, con los amigos, con los maestros; de ir a aprender cosas a la escuela en paz y libertad que… ¡no se pueden olvidar!-
Los maestros y las leyes
Yo tuve la suerte, por circunstancias de mi padre, ir en Arija a tres diferentes Escuelas, con diferentes maestros, todos de buena conciencia para la enseñanza, que para ser buen maestro no hace falta ser una lumbrera, ni tener grandes conocimientos en ninguna materia.- Sólo hace falta...
¡Que buenos maestros y maestras hubo en Arija¡… .-A medida que pasa el tiempo me doy de ello más cuenta.-
Maestros como Don Paco, Don Ismael, Don Gabriel, Don Vicente, Don José, Don Rosendo, Don Domingo (el tirillas), Don Lorenzo, Don David; ó maestras como Doña Rufina, Doña Amalia, Doña Angeles, Doña Albina, Doña Rosi, Doña Teo. -
Para los que no los conocieron, en este momento, no importan sus apellidos, basta que sepan que lo dieron todo por sus alumnos; pusieron con amor todo su empeño en que sus alumnos asimilaran sus conocimientos, y los alumnos… respondieron, también con amor y mucho agradecimiento.-
No puedo entender el conflicto actual que se traen en las escuelas y colegios entre los padres, profesores y alumnos, con lo fácil que puede ser la convivencia.-
Sólo hace falta un poco de buena voluntad por parte de todos.- Que los padres inculquen a sus hijos que a la escuela y al colegio se va a aprender cosas, y que los profesores tienen autoridad sobre ellos a los que se debe obedecer.- Los profesores deben enseñar con amor, y ayudar con caridad a los alumnos que tengan dificultades para seguir a los más dotados.- Y los alumnos deben poner, ayudados por los padres y profesores, un pequeño empeño y sacrificio, aunque no les guste estudiar, y acatar la pequeña disciplina que los profesores les impongan sin tomárselo como un castigo .-
Menciono el castigo porque estamos muy acostumbrados a ello. En todas las cosas y en todos los órdenes de la vida siempre queremos que, "los demás", corrijan lo mal hecho con un castigo, quizás merecido pero…
¿Por qué no mencionaremos más las obras buenas, lo bien hecho, y premiar a los que las hacen?, y olvidarnos un poco de estar continuamente aireando y pregonando ¡todo lo malo!
Actualmente, los gobiernos, que todos son Pilatos, quieren arreglar lo de la enseñanza a base de látigo (léase leyes). Como una que sobre los alumnos leí no hace mucho tiempo que decía: «Educación, endurecerá las medidas disciplinarias en las aulas. - El departamento reforma el decreto de derechos y deberes de los alumnos para atajar el acoso escolar y las agresiones a los profesores».-
Hoy leo otra, ahora sobre los profesores y maestros que dice: El Gobierno, endurece la formación de los profesores para mejorar la calidad educativa.-
Esas leyes no valen para nada.- El amor a la educación de los niños sale de dentro, sale de la buena conciencia de los profesores, de la buena colaboración de los padres, y de la buena predisposición del estudiante.- Está más en el querer y en el amor que en la imposición por ley.-
Es muy fácil hablar, y la tozuda realidad nos dice que la cadena se rompe por cualquier eslabón por muchas circunstancias, pero habrá que hacer algo para cambiar "ciertos sucesos" que se dan en las escuelas y colegios, causados por equívocos de padres, alumnos, profesores y maestros, aunque sea solo con un pequeño comentario como este.
Los profesores y maestros, tanto ellos como ellas deberían ser vocacionales, y por parte del Ministerio darles más importancia a esto que a otros baremos para darles el puesto.-Son clave en nuestras vidas, casi como los padres, y por parte de éstos se les debería reconocer el gran esfuerzo que supone bregar con voluntades no siempre abiertas a adquirir conocimientos, como son, casi siempre, "las mentes rebeldes de los jóvenes", agradeciéndoles el sacrificio que supone el dedicarse a la enseñanza.-
Sabemos que en el profesorado "hay ovejas negras", como en todas las profesiones, pero hay muchísimas gentes buenas, y a estos, deberíamos destacarlos y premiarlos.-
Las escuelas nacionales de Arija
Yo me voy a referir a las escuelas de Arija, de las que tengo un gran recuerdo.-
Empezaré por la escuela cuando yo era muy pequeño, que cuando la Guerra Civil, nada más terminar ésta, estaba en el barrio de arriba, en el Ayuntamiento.- Yo tenía entre cinco y seis años, y estaba de maestro Don Paco.- ¡Qué gran maestro!…, ¡Con que cariño enseñaba a los más pequeños!.- Con su gran corazón para enseñar te quitaba el miedo de ir a la escuela a deletrear, a aprender a leer, a pintar y a contar, y con él, no había ningún niño que se atreviera a pegar, no por su autoridad, más bien te frenaba su gran bondad.-
Y aquí viene el primer choque con los modernos.- Hoy día, hay una gran desconfianza de los padres hacia los profesores, y viceversa, de éstos hacia los padres y los alumnos, por sus enfrentamientos.- Hemos llegado a un extremo que ya no se confía en nadie, y no podemos entender que un maestro, una maestra, o unos profesores, puedan tener verdadero cariño y amor hacia los chicos.- Por culpa de la gran resonancia que por los actuales medios de comunicación tienen ciertas noticias sobre chicos, vivimos como encogidos, y estamos poniendo una barrera artificial al cariño hacia los niños, "¡no vaya a ser que nos acusen de lo que nunca fuimos!".-
Por aquel tiempo, en Arija, todos los años por Semana Santa había ejercicios espirituales para niños, para niñas, para solteras, para solteros y para casados. (Todos por separado, y al terminar los ejercicios, había confesiones masivas)
En la foto está el gran maestro de párvulos “Don Paco” (segunda fila, sentados, el 5º, al lado del jesuita Puyada. Este gran maestro de párvulos era como “un segundo padre” para los niños. Hoy día costaría mucho pensar (por incrédulos y por malintencionados) que el cariño que demostraba a los niños salía de un corazón puro.
Después de asistir a estas escuelas de parvulillos por muy poco tiempo, me trasladaron a unas escuelas nuevas: un gran edificio para impartir la enseñanza, con buenas y amplias aulas, grandes ventanales para que tuviesen mucha luz los estudiantes, y en un sitio magnífico de vistas, de luz, de sol y de brisas, donde se ensancha el alma hasta el infinito; y por lo cazurros que somos los hombres, o el mal fario, no se sabe muy bien por lo que ha sido, hoy día esas magníficas escuelas las emplean para… hacer nudismo; no sé qué demonio cambió su destino, pero hoy día emplean el edificio para cualquier cosa "menos para lo que fue concebido".-
He leído en algún sitio, que a estas escuelas, convertidas hoy en un albergue, van grupos de nudistas que salen al patio "en pelotas" a hacer gimnasia o a sus juegos, saludando "enseñando el pito" a los pasajeros del tren de la Robla que por allí pasa.- Los maquinistas de los trenes de la Robla, también según he leído, en justa correspondencia, les devuelven el saludo "tocando el pito"… de las máquinas, ¡no sé si de alegría o de espanto!.-
Para que veáis que no miento, os transcribo un párrafo en un escrito visto de los nudistas en Arija, para que sepáis que no es cuento lo que os digo:
Detrás del albergue pasaba el tren y con los maquinistas tuvimos nuestras risas, ellos pasaban y pitaban y nosotros les decíamos adiós como cuando éramos chiquillos y al pasar el tren salíamos todos corriendo a saludar a los viajeros, entrañable de verdad. .- (¡¡Si ustedes lo dicen!!...).-
No es que tenga nada contra los nudistas, ni que me moleste que anden "en pelotas" por "mi escuela", que es "sagrada". Es más, desde aquí les invito a que lo practiquen en Arija por todos los sitios, en verano y en invierno, y que vayan a comprar el pan… ¡desnuditos! ...-
Lo que me duele no son los nudistas, que no nos enseñan nada. Lo que de verdad me duele es que no se empleen estos magníficos edificios para lo que fueron concebidos: para enseñar a los niños a leer y escribir, a cantar y rezar, a pintar y contar, a adquirir mucha cultura para ser hombres de bien, y por ella, no se dejen engañar por el mundo que les toque vivir.-
Yo fui a estas escuelas desde los seis hasta los trece, porque a estas Escuelas Nacionales iban todos los niños cuyos padres no trabajaban en la Fábrica: hijos de comerciantes, o de labradores, o de otros oficios, pero antes, porque mi padre también trabajó en la Fábrica de Cristalería, aunque fue por muy poco tiempo, me dio derecho a asistir a las otras escuelas, a las Escuelas de Cristalería Española.-
Las escuelas de la Fábrica de Cristalería
En estas escuelas también había magníficos maestros.- Maestros serios, con autoridad, con disciplina, pero con muchísimo cariño a sus discípulos, con amor a su profesión.-Cumplidores de su deber de enseñar y muy orgullosos de que sus alumnos fuesen algo en la vida.- De estas Escuelas de Cristalería salieron chicos y chicas muy bien preparados.-
Las Escuelas de la Fábrica, situadas en el barrio de Vilga, eran unas escuelas en cuestión de edificio, magníficas, más que buenas.- Mucho mejores que las de Arija del barrio de arriba, las Nacionales, que también era un gran edificio para escuelas.- Ambos edificios hoy día siguen en pie, algo maltrechos, esperemos que el buen criterio de los políticos no los dejen caer, porque son joyas para el pueblo y deben seguir en pie.-
Pero lo que verdaderamente hace bueno a una escuela, no es el edificio, sino sus profesores, sus buenos maestros y maestras, aquellos maestros que regentaban las escuelas de Arija como en éstas de Cristalería, cuyos maestros se volcaban en la enseñanza con seriedad y disciplina, pero con mucho cariño: Don Ismael Lara Martínez, Don Vicente Vallejo, Doña Rufina Manjón, Doña Angeles Martínez y otros.-
De pequeño, oía que las Escuelas de Cristalería eran… "como un gran colegio".- Allí no había cuentos.- En los recreos, los niños jugaban mucho, pero dentro…los maestros eran muy serios.-
Una cosa que casi nunca los mayores nos damos cuenta, y si nos damos no lo damos importancia, es que los niños desde muy pequeñitos, aunque parece que están distraídos jugando, escuchan y asimilan lo que los mayores hablan en rededor de ellos.-
A mí me pasó algo de esto.- A mucha gente oía que en las Escuelas de Cristalería enseñaban muy bien, pero había mucha disciplina, y los niños tenían que llevar la lección bien aprendida: escribir con tinta en los cuadernos sin echar un borrón, cuando al aprender a escribir, hacíamos con la pluma letras, palotes, números, y unas mayúsculas de redondilla.- Yo oía que había chavales que todas estas cosas lo hacían de maravilla, y de tanto oír a las personas mayores y a mis padres, que eran muy buenos tanto los profesores como los chavales, me entró el miedo en el cuerpo por si yo como ellos, no respondía.-
El primer día que de la mano me llevo mí madre a estas escuelas, a presentarme al señor maestro Don Vicente Vallejo, iba con muchísimo miedo, casi temblando, como un cordero al matadero.-
Después de presentarme al maestro, cuando mi madre me dejó en el patio de recreo jugando con los más pequeños, se me pasaron todos los miedos, ¡me entró una alegría inmensa jugar con tantos compañeros!, pero al tener que entrar a clase, me ocurrió un percance que... "¡no sé si contarlo!", porque además de ser un poco guarro, hasta el día de hoy, ha sido para todos, menos para mi madre, "un gran secreto".-
En estas escuelas tenían un timbre que te avisaba la terminación del recreo, y que empezaba el trabajo serio yendo todos a clase en silencio, que sonaba de fuerte... como los que tienen en los talleres ó las obras para saber que llaman al teléfono: era como un latigazo que te despertaba del juego.-
A mí, por ser el primer día, aquel timbre me sonó… ¡muy a destiempo!… ¡estaba tan encantado jugando con mis compañeros! que, cuando sonó el timbre, me llevé un gran susto, metiéndome de repente todo el miedo y la angustia en el cuerpo y… ¡no sé si lo cuente!…me da reparo hacerlo….-
¡Bueno!… como me pasó cuando era pequeño (seis años),… ¡lo cuento!-
Cuando sonó el timbre para entrar a la escuela… ¡¡¡me hice caquitas!!!… del miedo al señor maestro.- Me quedé en un gran aprieto, no sabía si entrar a la escuela con el paquete, o marcharme para casa a donde mi madre.- Opté por lo primero. Como era el primer día, tenía que ir a clase como fuese, pero pensé que podía hacerlo quitándome antes ¡todo aquello!.- No sabía si me daría tiempo antes de empezar la clase.-
En estas escuelas, había unos urinarios para todos los chicos, que era una pared por la que corría el agua, que como era de la Fábrica, corría abundante y con fuerza, y un canalillo en el suelo para el desagüe, y además estaban "los otros", "los del agujero en el suelo", que tirando de la cadena salía el agua… ¡sin freno!; con una potencia… ¡de riada!, y yo pensé que mejor que en los primeros, eran "los otros" para limpiar aquello.- Me metí en uno de aquellos retretes, me quité los calzoncillos y poniéndolos al final del tubo por donde salía el agua, tiré de la cadena… ¡por poco se me cuelan por el agujero!, de tanta fuerza como salía el agua - Los lavé muy deprisa como pude, y con el calzoncillo mojado y bastante de ¡aquello! que se quedó pegado, me fui corriendo al aula donde estaba mi maestro.- Ya habían entrado y cerrado la puerta con todos los demás niños dentro.- Otra vez no sabía qué hacer, si marcharme para casa o cumplir con mi deber, y no tuve otro remedio que tímidamente, llamar con golpecitos y mucho miedo en la puerta.- De tanto oír de disciplina que había en aquellas escuelas, cuando abriesen la puerta, me esperaba una gran reprimenda del señor maestro.-
Pero… no salió él, salió un niño como yo de pequeño que dijo: <<Señor maestro, es el nuevo>>.-
El señor maestro contestó a lo lejos: <<Que pase, y que se ponga en el último asiento>>.-
Todo colorado, con el culo mojado y… ¡lo que me había quedado!, por el pasillo central me fui a sentarme a la última fila, ¡avergonzado!, creyendo que todos sabían lo que me había pasado y que me miraban con risitas de soslayo.-
Creo que nadie se enteró, porque una vez en mi sitio, no me hicieron ningún caso, allí me quedé solito, ¡totalmente ignorado!, con el trasero mojado y… bastante manchado.-
Terminó la clase y "con la plasta", me fui por las calles de Arija buscando a mi madre.- No se enteró nadie, sólo se enteró ella, que tuvo que terminar de lavar lo que yo no había logrado quitar.-
Como con todas las cosas que escribo, también esto es verdad, os lo digo.-
Por poco tiempo fui a estas escuelas, ya que mi padre se salió de la Fábrica y puso un comercio, y ya no me correspondía ir a estas escuelas, tenía que ir a las Nacionales, a las nuevas, pero en el poco tiempo que asistí a las Escuelas de Cristalería, pude comprobar que se aprendían de verdad todas las materias.-
Juegos peligrosos
Alguna peripecia más recuerdo que hacíamos de más mayores, detrás de las Escuelas de Cristalería, cuando yo ya no iba a ellas.-También me da un poco apuro contarlo.- Éste apuro, ya no es "por guarro", es por otros motivos, no vaya a ser que descubra juegos inéditos para chavales que no los conocen y quieran hacerlo.- Son juegos peligrosos para chavales pequeños.-
Algunos días en primavera, cuando las tardes eran largas y el fin de curso se acercaba, los maestros se quedaban en clase con cinco o seis chavales, a repasar lecciones mal aprendidas.- Nosotros íbamos detrás de estas escuelas, a tirar botes de carburo, no por fastidiar, era el sitio ideal para hacerlo, ignorando si hacíamos mal.-
Esto de los "botes de carburo", era un juego como he dicho un poco peligroso.-Lo hacíamos con un bote de tomate, de pimientos o de guisantes, da lo mismo, pero vacío, un trocito de piedra de carburo del tamaño como la mitad de un azucarillo, agua, barro, y un papel encendido.-
Al bote, con una punta pequeña le hacíamos un agujerito en el centro de la tapa.- Se hacía un hoyo en el suelo de la misma medida que el bote, se echaba un poco de agua con un trocito de carburo dentro, se metía en el hoyo el bote tapándolo todo rápidamente por los lados con barro, y el agujerito que habíamos hecho con la punta en la tapa, este lo tapaba un chico con el dedo.-
La piedra de carburo en contacto con el agua formaba gases, y cuando después de un rato pensábamos que el bote estaba lleno de gas, mandábamos al compañero quitar el dedo, arrimando al agujero un papel encendido, estallando todo y subiendo el bote por los aires seis o siete metros.- Perdón por descubrir estos juegos, pero es que los de Arija, además de los chupa-chups y de las pipas, también fuimos los inventores de los cohetes…, los que ponen en órbita en el espacio las grandes naciones.- Disculpen la chulería.-
Los niños que estaban en la escuela repasando las lecciones, no hacían más que asomarse a las ventanas a ver que es lo que hacíamos, ¡no lo podían remediar!, y los maestros no podían con ellos, así que les mandaban a la calle… ¡a jugar!.-
Algunas veces el bote no estallaba, quedándose con una llamita encendida en el agujero, como una vela; decíamos que había fuga, pero muchas veces al mover el bote para empezar de nuevo, de improviso estallaba todo por los aires, por lo que era muy peligroso jugar con esto; por si acaso, antes de cogerlo con la mano, tocábamos el bote con un palo.-
Otros juegos
Durante los años que fuimos a las Escuelas Nacionales, este juego de los botes de carburo, allí no lo hacíamos.- Teníamos otros juegos para divertirnos: el trompón, la trompa, el pijo, la trompa con estilete, o con punta de hacha, los cristales, los cartones, la birla, el hinco, el chorro morro, a la una anda la mula, el un dos tres caravá, el tres navíos en el mar, policías y ladrones, o indios y vaqueros, el pañuelo, el botón, los carretes-tanque, los champlones, las chapas, las canicas, los aros (el grande y el pequeño), la gallinita ciega, las tabas, la cuerda de saltar, el diábolo, los alfileres, los cromos, los recortables, además de mascar cera de velas (nos hacía de chicle), de coger grillos y mariquitas, mariposas y saltamontes, vencejos y aviones, dar patadas a los sapos, cortarle el rabo a las lagartijas, asustar a los pájaros con el tiragomas, poner cepos a los gorriones, e hinchar por el culo a las ranas soplando con una hueca pajita, (si nos cogen los protectores de animales, nos encarcelan).-
El que perdía tenía que aceptar que a su trompa los ganadores la dieran tres golpes para machacarla. Para ser más eficaces preparábamos unas trompas con unos estiletes hechos con puntas. Muchas veces estas puntas las poníamos en las vías de los trenes y al pasar las maquinas por encima se quedaban en forma de hacha (mucho más eficaces para machacar a la trompa perdedora). Si los que jugaban eran varios chavales, el que perdía se iba a casa sin trompa pues quedaba partida por la mitad de los muchos golpes.
Después de salir de la escuela, tardábamos horas en llegar a casa de tanto jugar por el camino a todas estas cosas.- No teníamos ninguna prisa, y todas las calles de Arija eran nuestras para jugar, pues apenas había circulación de coches.- Los del barrio de arriba, se marchaban más directos a sus casas, porque como eran rurales, tenían tareas extras que les mandaban hacer los padres además de los deberes de la escuela.-
El cura Don Salvador, después de haber ido él a rezar muy a la tarde, el Santo Rosario en la Capilla de Cristalería, charlar a la salida con unas cuantas beatas, y charlar y saludar a los comerciantes que encontraba camino de su casa, nos topábamos con él, y al darle las buenas tardes besándole la mano, nos echaba unas cariñosas reprimendas por no estar ya en casa haciendo las tareas.- Al llegar a casa, la merienda y un beso de la madre, te ayudaban a hacer los deberes de la escuela.-
Por aquel entonces, en Arija había muchos pajaritos, entre otras especies el carbonero común, y a uno de estos pajaritos se le ocurrió hacer el nido al lado del caminito por donde íbamos a la escuela, y casi todos los días le veíamos meterse en su nido.- De tanto verlo y pensar lo fácil que era cogerlo, no pude resistirme más, ¡era tan bonito!...y un día al anochecer, cuando se metió en el nido, ayudado con una boina de mi padre le pude coger.- Son pájaros que no se suelen coger porque no son de jaula, pero el tener uno entre las manos me hacía mucha ilusión.- En mi casa no teníamos ninguna jaula para meterlo, pero por darme el capricho, mis padres me dejaron tenerlo, y se me ocurrió atarlo con una cuerda a una de sus patas, y después a la pata de mi cama.- El pajarito en esas condiciones, le ponía comida y agua, pero ni comía ni bebía.- ¡Todavía me dura la pena de haberlo tratado de aquella manera!.-
Cuando cogí el pajarito, estaba presente un amigo de la escuela, cuyo nombre no debo decir, al que le contaba todas estas cosas: que le tenía atado a la pata de mi cama, y que el pajarito ni comía ni bebía.-
Se ve que esto a mi amigo no le gustaba nada, y me dijo que lo tenía que soltar, que si no se lo decía al maestro.-
Como yo no quería soltarlo, todos los días nada más entrar a clase iba donde el maestro y le decía: «Señor maestro, éste ha cogido un pájaro», pero el maestro no le hacia ningún caso.-
Así todos los días, que sólo fueron tres o cuatro, porque al quinto día, me encontré al pajarito con la pata tronzada por donde le había atado.- ¡Me dio mucha pena verlo así!, y pensé: ¡ves!, ¡lo tenía que haber soltado antes, como mi amigo me decía!.- ¡Me entró tal congoja!, que le solté en aquel mismo instante, pero con mucha pena, porque el pajarito se marchó volando sólo con una pata buena.-
Las clases de Religión
Cuando pasó lo del pájaro carbonero estaba de maestro Don Rosendo: una bellísima persona que nos hacía escribir al dictado los Santos Evangelios.- Los sábados, nos dictaba el Evangelio que se iba a leer el domingo en la misa.- Con esto aprendíamos a escribir cogiendo soltura en la escritura y a la vez nos daba la clase de Religión.-
Todos los dictados de los Evangelios empezaban de la misma manera: «En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos…» Éste ejercicio, a mí me encantaba hacerlo, porque después adornaba el escrito copiando de libros y calcando, dibujos de pastores, corderos, camellos o castillos, y los ropajes de la Virgen o de San José, y las barbas de Jesucristo, se prestaban muy bien para colorearlos con lápices de colores.-
La letra E del principio del escrito me encantaba dibujarla grande, cada vez diferente, con adornos de manuscrito, y colorearla como en los pergaminos.-
Con estos dictados y un Catecismo sencillo que nos sabíamos de PE a PA, teníamos cubierto, yo diría que absolutamente y con toda claridad, los conocimientos que sobre la Doctrina Cristiana se precisan para ubicarte en este mundo y tener esperanza en el venidero.-
Sobre el Catecismo, en el pueblo de Oña (Burgos), se hacían concursos públicos en la plaza del pueblo, entre niños y niñas de siete años, para que demostraran sus conocimientos.- Al que más sabia le daban de premio "un cordero".-
Era tal el conocimiento que los chavales y chavalas tenían del Catecismo que se sabían con puntos y comas, todas las respuestas, incluso las preguntas, resultando imposible saber quién era el ganador para darle el cordero.- Sin saber ya que preguntarles del Catecismo para proclamar un vencedor, recurrían a hacerles preguntas capciosas tales como: si una gallina tiene alma, ó si los perros van al cielo, u otras preguntas de este estilo.- Aquí los chavales se quedaban en blanco y dudaban mucho, pero siempre había algún listillo que salía con alguna respuesta ingeniosa y graciosa llevándose el cordero.-
Pregunta para los niños que van a hacer la primera comunión: Esta gallina cuida con mucho mimo a sus cuatro pollitos; entonces… ¿Las gallinas tienen alma?... Este perrito nos pone “¡una carita tan de perro bueno!” que parece que a su amo no le ha roto ni un plato; entonces… ¿Los perros van al cielo?... Si lo aciertas te ganas…¡¡¡éste cordero!!!
Yo, creo absolutamente en el Evangelio de Jesucristo, y en su persona como Dios y hombre.- Lo creo, simplemente por las cosas que nos dijo que debemos hacer: eso no puede salir del pensamiento de un hombre normal como nosotros.- Pero tengo muchas dudas sobre las Biblias, los libros de religión, y catecismos que se editan, ya que muy fácilmente sus autores y editores, ponen puntos y quitan comas, por ignorancia, por negligencia, o porque quieren imponer preceptos de hombres tergiversando LA VERDAD.-
Los hombres tenemos tendencia a escoger nosotros a Dios, rezándole con rimbombantes oraciones inventadas por nosotros para que Él haga nuestros deseos, y creo que es al revés: es Dios el que nos escoge a nosotros por rogarle con humildad con su oración, el Padre Nuestro, y haciendo nosotros lo que ÉL nos manda.-
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El Alcalde y los cuadernos escolares
Después de la Guerra, nuestro maestro Don Rosendo, se quejaba de que el Ministerio de Educación nos tenía totalmente abandonados.- Ni iban inspectores a ver si cumplíamos los planes de estudios, ni nos ayudaban con ningún tipo de material escolar, además de hacernos mucha falta leña y carbón, que nadie nos daba para la estufa, para protegernos de los fríos de las grandes heladas y grandísimas nevadas.-
Uno de aquellos años, Don Rosendo, estaba muy contento porque había recibido material escolar (no puedo precisar si del Ministerio o del Ayuntamiento de Arija), y se iban a personar en la escuela las autoridades del Ayuntamiento, el cura Don Salvador y unos representantes de la Fábrica de Cristalería, para ver los trabajos que hacíamos y darnos algún premio, una especie de fiesta.-
Le habían mandado libros de historia, de mártires, de santos, de cuentos, paquetes de tizas de colores, cuadernos, lapiceros etc., y… “la joya de la corona”: un Globo Terráqueo del que estaba particularmente orgulloso, enseñándonos con gran entusiasmo lo bueno que era aquel Globo para estudiar con detalle: los continentes, los océanos, las montañas, los ríos, y dándonos toda clase de explicaciones sobre el mismo.- Se le veía particularmente entusiasmado con aquella "Bola del Mundo".-
La Esfera, la puso con mucho cuidado encima del alfeizar de la ventana más próxima a su mesa y se ausentó unos instantes para hablar, me parece que con las maestras.-
Aprovechando el momento que los chicos nos quedamos solos en la clase, quise hacerme el gracioso delante de todos y enseñar a los chavales como daba vueltas el Mundo, para lo que pensé darle un buen empujoncito.- Como el Globo estaba en el alfeizar del ventanal, me costaba un poco llegar a él, y me puse de puntillas para darle el impulso al mismo tiempo que miraba a mis compañeros para ver qué efecto les hacía.- Como no miraba al Globo que miraba a los chavales a ver si se reían, calculé mal el sitio del empujoncito y le pegué ¡tal manotazo en el Polo Norte! estrellándole contra la ventana, rompiéndose por varios sitios porque aquella Esfera estaba hecha de escayola.-
El señor maestro “puso el mundo” encima de la ventana, y para que se rieran mis compañeros le quise poner en marcha y para que “el mundo” diera vueltas le pegué tal manotazo que “el mundo” se rompió en mil pedazos.(sentimos mucho no disponer de las fotos auténticas)
En toda mi vida escolar me he llevado tal regañina.- El maestro, que era puro corazón de bueno, “se puso como una fiera”: me riñó, me pegó y me echó de la escuela.- Siempre he reconocido que no era para menos en aquel momento de gran ilusión para el señor maestro; cualquier castigo que me hubieran dado… ¡se quedaba pequeño!-
Después del estropicio y del gran disgusto que le proporcioné, el señor maestro no tuvo otro remedio que pegar los trozos rotos del Globo como pudo, y seguir con el evento programado, y al día siguiente, recibimos en la escuela a una comisión del Ayuntamiento (un concejal con el Sr. Alcalde), y dos empleados de Cristalería en representación de esta.- También estaba Don Salvador, el cura párroco de Arija.-
La comisión del Ayuntamiento era la primera vez que visitaba en plan oficial las escuelas.- A los empleados de Cristalería les pasaba lo mismo, nada mas que su responsabilidad no era la misma que la del Ayuntamiento.-
Los que mejor nos conocían para premiarnos eran el maestro y Don Salvador, el cura, porque iba todos los jueves a visitarnos, a darnos amenas charlas sobre Religión.- Los más despistados en la reunión eran "los del Gobierno", es decir: el Sr. Alcalde y el concejal, que no tenían ni idea de lo que los chavales hacían y estudiaban en “¡sus escuelas!”.-
El señor maestro, Don Rosendo, había puesto por encima de su mesa unos cuantos trabajos de los que consideraba brillantes, realizados por todos nosotros durante el curso escolar, para que los vieran los ilustres visitantes.-
Entre estos trabajos había seleccionado unos cuantos cuadernos, "como el cuaderno de Jaime".- El señor maestro estaba entusiasmado explicando sus métodos de enseñar, nuestros trabajos y nuestro comportamiento.-
A un lado de la mesa, con absoluta indiferencia y cara de aburrimiento, a punto de bostezar, el señor Alcalde cogió uno de los cuadernos y dudando un poco, lo abrió, y distraído empezó a hojearlo .- El señor Alcalde hizo un gesto de asombro y dirigiéndose al señor maestro le dijo: «¡Pero!... ¿estos trabajitos hacen estos niños?... ».- «¡¡¡Estos cuadernos hay que guardarlos, para que sirvan de ejemplo a los niños que vengan a estudiar a estas escuelas!!!».-
Eran unos cuadernos con trabajos serios, con muy buena caligrafía, limpios, con muchos dibujitos y los enunciados de los ejercicios con letras siempre diferentes.- Algo parecido al libro de la Escuela de La Población de Yuso titulado “El Pantano del Ebro y sus pueblos”, aunque éste libro de La Población, está muy bien hecho, pero los de las escuelas de Arija, también tenían ejercicios como los de ellos.-
El señor maestro se quedó con unos cuantos de aquellos cuadernos para dejar en la escuela, pero… ¡vaya usted a saber donde estarán aquellos cuadernos!, después de haber convertido las escuelas en un albergue para..."nudistas"...-
Nos dieron los premios a los chavales, materializados en libros, cuentos, pinturas, gomas de borrar y lapiceros, y fue un día muy bonito en las Escuelas Nacionales de Arija.- A mí me dieron de premio un libro que se titulaba: "Glorias Imperiales", ¡a pesar de haber roto el Mundo en unos cuantos pedazos!-
Al día siguiente, uno de los representantes de la Fábrica, le dijo a mi padre que: «era una pena dejarme solo con lo aprendido en la escuela, sería muy bueno alguna carrera».-
Mi padre le decía que sí, pero alegaba que no tenía dinero para semejante tarea.- El de la Fábrica le dijo que podía hacer algo sencillo, como por ejemplo: estudiar Mecanografía.- Si llegaba a escribir a 170 pulsaciones por minuto, ya me podía colocar en cualquier oficina, y si además hacía Taquigrafía, entonces sería “el no va mas”, hasta podía llegar a llevar… una Secretaría.-
Oña y Santander
Hay cuatro de Arija que, empezando siempre por la izquierda son:1ª FILA.- número 1- Julio Manjón ( sobrino de Doña Rufina, la maestra de Arija).-2ª FILA.- número 4- Ramón ( a su madre se la conocía en Arija como “la Riojana”).- 3ª FILA.- número 2- Crescencio (en Arija vivía en las casas del Barrio Obrero; se fue a vivir a Arbós-Tarragona).-número 9- Francisco Peña (escribe estos relatos… pasados 70 años).-
Ocurrió que, fechas antes de las que Jaime tiene puestas en su cuaderno, los jesuitas de Oña, “buscaban” vocaciones por la provincia de Burgos, y también recalaron en Arija, que, previo unos exámenes, iban invitando a chicos para empezar estudios en el Colegio de San Francisco Javier, que habían formado para chicos, dentro del Colegio Mayor de Filosofía y Teología que los jesuitas tenían en el pueblo de Oña, provincia de Burgos.-
En Arija, los jesuitas nos hicieron exámenes y nos llevaron a Oña a cinco, si conmigo cuento a José Antonio (el madrileño), Crescencio, Ramón y Julio (el sobrino de Doña Rufina, la maestra).- José Antonio, al final, no empezó el curso en Oña quedándonos sólo los cuatro.-
¡Aquello si que era un colegio!, como edificio y como profesorado.- Lo mínimo que los frailes exigían, era sacar "10", en todas las materias y todos los días.-
Hicimos el primer año de Bachillerato, y como los jesuitas comprobaron que no teníamos vocación para su congregación, ninguno de los cuatro siguió con ellos.- Sólo estuvimos con ellos un año, pero fue suficiente para dejarnos su sello estudiando.- ¡Aquello era estudiar!-Teníamos que dar el cien por cien en todas las materias, no se podía fallar.-
Estudiábamos: Religión, Lengua latina, Lengua castellana, Geografía e Historia, Matemáticas, Lengua francesa, Ciencias y Dibujo.-
Por cierto que, antes de los exámenes que nos hicieron los jesuitas para ir a Oña,la maestra Doña Rufina nos dio clases a Julio (su sobrino), y a mí, de Lengua castellana; y Don Domingo (el tirillas) nos dio clases a José Antonio y a mí, de Ciencias Naturales.-
¡Que bien enseñaba Doña Rufina!- Con precisión y amabilidad te daba confianza, a la vez que su semblante siempre transmitía una gran autoridad.- Estaba muy claro que había nacido para maestra.-
Con Don Domingo, las lecciones eran más amenas, y como eran de Ciencias Naturales, cuando la lección versaba sobre animales, de vez en cuando nos distraíamos un poco.
Después de la escuela, nos quedábamos con él José Antonio y yo para reforzar un poco nuestros conocimientos sobre dicha materia, y los dos, de vez en cuando nos distraíamos cada uno por un motivo diferente.- (Con esto que voy a contar, se ve un poco las injusticias que hay en la vida: que unos pagan el pato mientras otros se llevan el gato).-
Estábamos al lado de él, a un metro de distancia, escuchando sus explicaciones.- Este maestro era un gran fumador.- Tenía los dedos amarillos del tabaco.- Se liaba unos buenos tacos y daba tales caladas al cigarro que... después estaba un rato echando humo por la boca y por la nariz.- Yo me distraía de sus explicaciones muchísimo viéndole fumar, porque cuando nos leía una página entera del libro de naturaleza para darnos una explicación sobre dicha materia, echaba continuamente humo por la boca al hablar, y al terminar de leer la página todavía seguía echando humo por la nariz .-
Yo le miraba ensimismado por lo del humo, y él se creía que estaba muy atento a sus explicaciones .- En cambio José Antonio, se distraía más mirando hacia los encerados y las ventanas.-Un día no pudo aguantar más Don Domingo, y, a José Antonio le espetó de improviso mientras señalaba una lámina del libro: «¿José Antonio?, ¿qué animales son estos?».- José Antonio se llevó tal sobresalto que sin mirar casi al libro dijo: «Pingüinos señor maestro».- «¿Pingüinos?».- «Tú si que estas hecho un pingüino, a ver si estás más atento a lo que explico» .- Eran unos elefantes con unas orejas y unas trompas descomunales.- Yo me puse muy colorado, porque si me llega a preguntar a mí, del susto igual respondo lo mismo pero…¡la vida!..., yo quedé por bueno y José Antonio por malo.-
« ¿Pingüinos?».- «Tú sí que estas hecho un pingüino, a ver si estás más atento a lo que explico».- (Eran unos elefantes con unas orejas y unas trompas descomunales)
Jaime, el ciclista, en las escuelas de Arija fue mi compañero de pupitre.- Por eso "yo sabia lo de los huevos" cuando escribí el relato sobre ciclismo, porque él me lo contaba en la escuela. (A este le tengo que conocer, dice Jaime en algún sitio de esta Web cuando escribí con seudónimo el relato sobre el doping en el ciclismo de Arija), .-
Lo de "los huevos de Jaime", me llamaba mucho la atención cuando teníamos 10 años.- No sé si admiraba más, lo fuerte que estaba y los kilómetros que hacia con su bicicleta, o que "se comía" succionando por un agujerito que les hacía, un par de huevos crudos para su entrenamiento, porque a mí, aun fritos, siempre me ha dado mucho asco "la clara gelatinosa del huevo poco hecho".-
Al no continuar los estudios con los jesuitas, mi padre se preocupó en que continuase algún estudio, y se acordó de la Taquigrafía y Mecanografía que le había recomendado el de La Fábrica.-
Por medio de unos amigos me trasladé a Santander para ir a una academia para hacerlo, pero éstos amigos me disuadieron de ello pues me decían que aquellos estudios de Mecanografía y Taquigrafía, a la larga no valían para gran cosa.- Para conseguir una buena colocación lo mejor es que estudiase Comercio, que era una carrera fácil, corta (cinco años) y de mucho porvenir, además estaba de moda.-
Convencieron a mi padre y me matricularon en la Escuela de Comercio de Santander que estaba ubicada en la Plaza Numancia.-.-
A mi lado, en el mismo pupitre, se sentó un chaval que al igual que Jaime me llamó mucho la atención, y al que profeso gran admiración: por su nobleza, su fortaleza, su disciplina, su férrea voluntad y su gran inteligencia.- Aquel chaval se llamaba… Vital Alsar.-
En la Escuela de Comercio de Santander hicimos los cinco años de Peritaje Mercantil, más dos años de Profesorado Mercantil, cuya carrera, al igual que Vital, nunca he llegado a ejercer.-
No sé si es nuestro destino, o somos nosotros los que escogemos nuestro camino y a nuestros amigos, el caso es que, el primer día que recalé en Santander, sin conocer a nadie y con mi inocente espíritu pueblerino, me encontré con unos desconocidos chavales de mi misma edad, jugando al fútbol contra una puerta de un garaje en la calle Cisneros.-
Como chavales de la misma edad, teníamos 14 años, aunque no los conocía de nada, poco a poco me fui metiendo en su juego, y terminé jugando toda la tarde con ellos.-
Ellos pensaban de mí, según me han dicho después de un tiempo que... <<¡que chaval más pesado!, ¡quien sería!, ¡cuando me marcharía de su lado!>>-
Y yo pensaba de ellos que... <<¡que chavales mas majos!, donde vivirían para volver a jugar con ellos otro día>>.-
En la misma calle nos volvíamos a encontrar todos los días, porque era la calle donde ellos vivían: la calle Cisneros, estando muy cerquita de la mía.Chalets "La Tierruca", como se sigue llamando hoy día.
Aquellos chavales terminaron siendo los mejores amigos de mi vida: Eloy López Ayerdi y José Luís López Ayerdi (Coque), dos hermanos que con el tiempo se convirtieron en: Eloy en un magnifico técnico en cine y sonido, y José Luís , en un gran pintor artístico, los dos con una sensibilidad de alma infinita.- (Su padre, Eloy López Peña, casado con Rosario Ayerdi Martínez, fue jefe de cabina del Gran Cinema de Santander, y también realizaba las pinturas de los cartelones que anunciaban las películas y que se colocaban en la fachada, sobre la entrada del cine).-
José Luís López Ayerdi (Coque)
Permitidme que de este pintor José Luís López Ayerdi,(Coque), os cuente algo de su vida artística, por coincidir su vida con la mía, amén de ser también, los dos hermanos, conocidos y amigos de Vital Alsar.-
Os transcribo esta breve reseña copiada de un reportaje del periódico santanderino GENTE, del lunes día 18 de octubre del año 2.004.-
«Con sólo 13 años “Coque” recibe distintos premios de pintura en los concursos infantiles convocados por Radio Santander y el Ateneo Popular.- Desde 1.974 y hasta 1.995 (fecha de su última exposición individual), López Ayerdi ha realizado numerosas exposiciones individuales. Entre las más importantes en Santander están las del Museo Municipal de Bellas Artes (1.984), la Sala María Blanchard (1.987), ó la de la Sala Gutierrez Solana (1.995).- Ha expuesto también en León, Madrid, Zaragoza, Avilés, San Sebastián, Valladolid, Palma de Mallorca y Bilbao.-»
«Sus obras se hallan, además de España, en colecciones particulares en países como México, Estados Unidos, Argentina, Francia, Inglaterra y Alemania, así como en diferentes recopilaciones institucionales.- Su obra asciende a más de 4.000 carteles de cine, y mas de 3.500 cuadros.-»
El Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos de Cantabria, con textos de Carmen García García, ha editado un precioso libro con su biografía y preciosas reproducciones de sus cuadros.-
El 24 de Noviembre del año 2.006, la Universidad de Cantabria, reunió a 32 artistas cántabros, para que ilustrasen cada uno de los 30 artículos de la Declaración de los Derechos Humanos.- Entre estos artistas estaban: José Luís López Ayerdi y… Gloria Torner, la pintora nacida en Arija.-
Y para aclarar un poco más mis relatos, como curiosidad os cuento que, entre Jaime, Vital, José Luís, y "un servidor de ustedes", hay otra coincidencia: que los cuatro hemos nacido en el mismo año, 1.932, bueno Vital nació en el 1.933.-
Paquito es Quin
Estos amigos de Santander, desde que teníamos 14 años, siempre me han llamado Paco, y ahora que vamos a cumplir 76, sus cartas empiezan: Querido QUIN…
Ellos han sido los culpables de que firme mis escritos con dicho seudónimo.-
Los administradores de esta Web y Jaime, descubrieron hace tiempo quien se ocultaba detrás de dicho seudónimo, quiero felicitarles y darles… "un aplauso".-
Como punto final quiero decir al lector, que escribo con humildad mi verdad, con atrevimiento y un poco de sonrojo en las mejillas.- Como no soy escritor, escribo como tirándome a un abismo de cabeza, así que el lector se quede con lo que quiera y lo demás… ¡ni lo lea!-
En las fiestas de Arija 1939 - 1940
Había una costumbre por aquella época, los domingos o días de fiesta, vestir a los hijos con calcetines de color blanco.