La Casa del Practicante

De Arija
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Por Quin (Junio de 2008)

La Casa del Practicante

Severo Manzano

Leyendo el relato de Severo Manzano titulado “Recuerdos de antaño”, que ha escrito sobre diferentes situaciones que vivió en su infancia y juventud en Arija, ciertos episodios que describe, junto con los recuerdos de otros muchos acontecimientos que viví intensamente por Arija, me llevan a “La Casa del Practicante”.-


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FOTO IZQUIERDA: “Severo Manzano” en la “Prisión de Burgos” hacia 1.950. FOTO DERECHA: Portada de su manuscrito donde describe lugares, personas y acontecimientos vividos por él en Arija.


El escrito de Severo Manzano, además de “a la casa del practicante” también me lleva a la Guerra Civil de España, que siempre hay muchas discusiones sobre las “doctrinas”, “actuaciones” y “barbaridades” que se cometieron por uno y otro bando. Las discusiones salen “por querer sacar a la luz los olvidos de gentes honradas que fueron masacradas” de uno y otro signo, pero sobre todo las del bando perdedor, para desagraviarlas, sin ponerse nadie nunca de acuerdo en el tema.

Juzgar las actuaciones en nuestra guerra para condenar a unos y absolver a otros es tarea difícil si no imposible porque, “está muy claro” que cada persona y cada familia vivieron y tuvieron unas circunstancias personales de guerra “¡tan diferentes!”…, que no sabemos si nosotros estando en su misma situación hubiéramos hecho y pensado lo mismo que ellos.

Lo que parece cierto, por testimonios, escritos, libros, películas y discusiones de tertulias en televisiones es que, si la Guerra Civil hubiera terminado “de otra forma” España muy probablemente habría desaparecido como nación.

¡¡España es una maravilla de país!! Y siempre ha sido “una gran nación”, y tiene “su sello” adquirido a través de los siglos, que no nos lo ha proporcionado ningún político, ni tampoco "los partidos políticos", ni doctrinas extrañas: lo hemos adquirido a través de los tiempos “por el cristianismo” cuyas directrices y moral “¡nos hace grandes!” (Aunque seguimos dudando de “La verdad de los evangelios”), y todavía nos cuesta mucho creer que nos tienen preparada “¡otra vida!” después de ésta.

Como nuestra Guerra Civil pertenece a la “Historia del Mundo” y esta “pertenece a Dios”, para juzgar “el popurrí de acontecimientos que se produjeron antes, en, y después de la guerra” solamente lo podemos hacer "¡con caridad!", y obligados a recurrir, por impotentes, al título de la película:… ¡¡¡Que el cielo la juzgue!!!...


Muchas de las cosas que Severo nos describe como: la fonda, la barbería, las Escuelas de Cristalería (mencionando al maestro Don Ismael Lara y la buena preparación con la que salían los chicos de estas escuelas), “una señora que iba a misa todos los días”, la escombrera donde se recogía chatarra y carbón requemado, que es el carbón de coque, popularmente llamado “escarabilla”, que se formaba en los hornos de Cristalería, la intención de compra de un camión por parte de su padre en el año 1.936, algún trabajo de practicante, y otros detalles que sobre Arija nos comenta, me hacen recordar vivencias parecidas, ya que no iguales por imposible, entre otras razones por la diferencia en los años vividos (Severo nació en 1.910 y yo nací en 1.932), pero que las situaciones vividas por mí, en cierto modo se asemejan a las de él, y también en cierto modo, las complementan y dan continuación a las suyas.-


Casas con historia

La “Casa del Practicante”, como la “Casa de Rámila”, el “Cine Vilanca” y la “Casa de Falange”, también “encierran” en su larga existencia mucha historia de Arija.-


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FOTO IZQUIERDA: Casa de Doña “Amalia Rámila” (galerías); a continuación “Cine Vilanca”, y la última “Fonda La Aurora” de Arsenio Ríos, que estaban a continuación de la de Doña Irene, hoy desaparecidas anegadas por las aguas del “Pantano del Ebro”. Todas se construyeron al mismo tiempo que se construía la Fábrica de Cristalería.

FOTO DERECHA: Casa en Arija construida sobre el año 1.910 a expensas de Doña Irene Huidobro García que vivió en ella (en el piso de la galería) durante muchos años junto con su hermana Doña Emilia y su hermano Don Pedro (el practicante de Cristalería Española desde que se fundó la Fábrica: por eso se la llama “La Casa del Practicante”). Con ellos convivió toda su vida Doña Carmen Cos, su fiel criada, acogida desde muy joven como un miembro más de la familia. Esta casa, en este año 2.015 sigue en pie y habitada. Es la última casa de esa calle de Arija salvada de las aguas del pantano.


Doña “Irene” y Doña “Amalia” (que vivía en Cilleruelo de Bezana), se profesaron durante toda su vida una “gran amistad” y un “gran respeto”.


Esta “Casa del Practicante” es de la época de la de Rámila (hoy desaparecida por la “avaricia depredadora” del Pantano del Ebro), y también se construyó en los primeros años de la instalación de la Fábrica de Cristalería.- Al lado de esta casa había otras casucas a su derecha y por su parte trasera cuyas ruinas, convertidas hoy día en “playas”, podían contar muchísimas historias protagonizadas por sus antiguos moradores.

El relato de Severo me lleva a esta casa y me refresca acontecimientos vividos en su entorno, ya que no en vano viví en ella durante unos cuantos años de mi vida.

No sé cómo continuar este relato de una forma “ordenada” pues se me entremezclan muchos recuerdos y vivencias muy dispares, dificultándome enormemente el engarce correlativo de unas cosas con otras agravado por el paso del tiempo y por mi condición de no ser escritor.

Pienso que lo mejor es ir describiendo acontecimientos sin ningún orden, según me vengan a la memoria, aunque al final el lector se quede con la sensación de que lo que ha leído “no tiene ni pies ni cabeza”.-

Al igual que como dice Severo, no quisiera ser prolijo en “detalles” que puedan aburrir a quien lo lea, aunque sean necesarios para aclarar el comportamiento de los personajes que salgan en el relato.-

Antes de continuar, quiero precisar que esta “Casa del Practicante” se incluyó en las expropiaciones de la "Confederación Hidrográfica del Ebro", por temor a que sus cimientos se vieran afectados por las filtraciones de agua del Pantano, dado que todo el terreno alrededor del que se asienta es arenoso, pensando que tales circunstancias eran suficientes para provocar su derrumbe. No siendo así, y no afectando las aguas del Pantano en la gravedad que se esperaba, resultó ser la primera de las casas de esa zona de Arija “no cogida por las aguas del Pantano”.

En esta casa, algunos antes y durante, y otros después de la Guerra Civil, vivieron muchos años las siguientes familias:


  • Planta baja dcha.- La familia de Don Mateo Iturriaga Gómez.- (peluquería)
  • Planta baja izqda.- La familia de Don Juan González.- (sastrería)
  • Piso 1º dcha.- La familia de Doña Irene Huidobro García.- (practicante)
  • Piso 1º izqda.- La familia de Don Eusebio Peláez Martínez.- (jefe de estación)
  • Piso 2º dcha.- La familia de Don Gregorio López Amo.- (chofer de Cristalería)
  • Piso 2º izqda.- La familia de Don Francisco Peña Ibáñez.- (carnicería)


Al lado de esta casa, en su parte derecha, había una casuca donde en condiciones precarias vivía la familia Villapún, entre cuyos miembros se encontraba Celestino Villapún López, condenado a pena de muerte y ejecutado el 2 de abril de 1.938 (otra de las muchas barbaridades que se cometieron en la Guerra Civil Española, como en todas las guerras): fusilar a gentes que poco o nada pueden decidir en un gran conflicto, solamente porque son “sospechosas” de no se sabe que, lo mismo de un bando que del otro.


Los Pradera

Además de estas casas había otras por la parte de detrás que el Pantano se encargó de convertirlas en escombros donde en una de ellas vivía la familia de José Pradera con numerosos hijos: Elena, Aurora, Antonio, Julio, Chelo, Angelines y no sé si alguno más.

También en estas casas vivía la familia de Laureano López (el cojo), casado con una chica que la llamaban Goyita y a su madre la llamaban “la señora Goya”, de cuyo matrimonio hubo un hijo que de pequeño le llamaban Pedrito, y creo que también tuvieron una niña.-

A Julio Pradera lo traemos a colación en este relato con unas fotografías, aunque no venga mucho a cuento, pero creemos que debe figurar en la historia de Arija.


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FOTO IZQUIERDA: Hacia 1950 junto a la Capilla de “Cristalería Española” en Vilga. PERSONAS IDENTIFICADAS: 1-Julio Pradera (hijo de José Pradera), 2-Carmen, 3-Andrés el cojo (que también está en el relato "Las escarabilleras", en otra foto de una tómbola cuando era más joven). FOTO DEL CENTRO: Julio Pradera en una moto en la fiesta de “San Cristóbal” en el año 1.950 (la foto puede estar hecha en Soncillo). FOTO DERECHA: Hacia 1950 en Arija-Vilga, delante de la Casa del Pueblo / Casa Falange. Grupo de amigos. PERSONAS IDENTIFICADAS DE PIE: 5-x, 6-x, 7-x, 8-x. en cuclillas: 1-x, 2-x, 3-Carmen, 4-Julio Pradera.


“Julio Pradera”, el hijo de José Pradera, que vivía junto con otros seis o siete hermanos detrás de la casa del practicante, fue “otro personaje” muy popular y querido en Arija. Por su carácter servicial, simpatía, alegría para vivir y decisión para afrontar los inconvenientes de la vida, además de por “su porte” y “buena presencia”, era muy bien acogido en cualquier circulo de chicos o chicas jóvenes o en altas esferas, a pesar de su condición precaria y humilde. Emigró a Venezuela.


Bar Arce

Más adelante estaba la “Casa-bar Arce”, donde vivían Luís Arce, el que fuera concejal de festejos, su señora Raimunda y sus hijos José Luís y Maricheli.-


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FOTO IZQUIERDA (en sombra): Año 1943. Casa donde vivía Celestino Villapún López, dirigente de la UGT, miembro del comité de guerra de Arija y obrero-director de “Cristalería Española”. A ésta fuente pública (hoy desaparecida) iban muchos arijanos en tiempos de la Guerra a coger agua con baldes. La casa donde está el carro es la “Casa Raimunda”, donde esta familia tenía un bar, el “Bar Arce”. FOTO DERECHA: Año 1.985."Bar Arce" donde están fotografiados “Raimunda”, su hija “Maricheli” y el cabeza de familia” Luis Arce”.


“CURIOSIDAD”: Este tipo de establecimientos, como este bar de Arce, eran en aquellos tiempos de posguerra los preferidos de los forajidos o guerrilleros llamados “maquis” que, a la terminación de la Guerra Civil andaban huyendo de la Guardia Civil escondiéndose por los montes y "¡atracando!" a estos establecimientos para subsistir. Escogían estos establecimientos porque “el golpe era fácil” (solía haber solamente una persona); “certero” (se llevaban latas de conservas, pan, paquetes de legumbres, botellas de vino, licores y tabaco); y “rápido” (con un par de sacos se acopiaban en “un santiamén” de provisiones para una temporada).

Por la parte de detrás de todas estas casas había cubiles donde se guardaban cerdos y gallinas, y unas huertas que sembraban de patatas cuyos tallos, hojas y flores, llamaban la atención de grandes y frondosas.

Por su parte izquierda quedaba la “Casa de Rámila”, habiendo entre ambas un gran espacio de huertas que las sembraban con patatas, y algunos años la mitad las sembraban con guisantes.- Todo a lo largo de estas fincas en dirección a La Riva había una larga pared hecha con bloques prefabricados de cemento que delimitaban otras fincas que se sembraban de trigo o cebada, con un caminito al lado que te llevaba a la casa de campo donde vivían María Jesús Caro, la hermana de Luciano Caro, el del taller de bicicletas, y su esposo Agustín Galopante el que fuera portero del Arija F.C.-


Arija destruida

Todas las casas que había a continuación de la “Casa del Practicante” hasta el “Matadero” y la “Sala de Bombas de Cristalería” quedaron sepultadas bajo las aguas del Pantano. Todas aquellas casas desaparecidas suponía medio pueblo de Arija donde había muchos comercios y vivían muchas familias con una vitalidad y una alegría enormes.

El Pantano del Ebro “destruyó un pueblo con un porvenir impresionante”: por la valía, vitalidad y predisposición de sus gentes a la modernidad y al progreso, y al que no se le ha compensado como los constructores del Pantano prometieron y que sin ninguna duda se merece.- Más todavía si, con el paso del tiempo, estamos comprobando como todos los pueblos desde la presa del Pantano en Arroyo hasta la desembocadura del Ebro en el Mediterráneo por Deltebre en la provincia de Tarragona, se están beneficiando de sus aguas año tras año; ¡todos!, menos los pueblos que quedaron “arruinados” en beneficio de aquellos, como Arija y otros que malviven por toda la periferia del Pantano.


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FOTO IZQUIERDA Y DERECHA: Año 1.950.Casas de la “calle La Vega” inundadas por las aguas del “Pantano del Ebro”. Para los arijanos de aquel tiempo (los que conocieron el pueblo en todo su esplendor) les dará pena ver estas fotos pero... también para gentes ajenas al pueblo es pena ver “¡Arija totalmente destruida!”.


Creemos que todos estos pueblos y especialmente Arija, a la que el Pantano “destrozó por completo” , se merecen más atención por parte de las Administraciones Públicas y de la CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO que, por más “INRI”, la están escamoteando UN PUENTE prometido. Este puente, que es vital para el comercio y el desarrollo de Arija y pueblos de su entorno se lo hicieron, y se derrumbó él solito antes de su inauguración.- Lo bautizaron con el nombre de PUENTE NOGUEROL y esperamos con expectación que algún día, por quien corresponda, lo vuelvan a reponer.-

Ya que el agua que pasa por ZARAGOZA proviene en su mayoría del Pantano del Ebro y que como elemento principal ha contribuido a ensalzar y dar publicidad mundialmente a esa ciudad con su "Exposición Internacional" inaugurada el día 14 de Junio de este año 2.008, con un derroche impresionante de dinero de la que se proclama es ¡LA MAYOR FIESTA DEL AGUA EN LA TIERRA!, debería ser ésta ciudad, con sus grandes organismos, quien rompiese de alguna forma una lanza en favor de todos estos pueblos para que les llegue un poco más de prosperidad.-


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Año 1950. Espectacular “Puente Noguerol” antes de derrumbarse. Completamente desaparecido sin haberse inaugurado. Es un agravio para los arijanos: por eso lo reivindicamos en varios relatos. Este puente era y es “vital” para el desarrollo de lo que quedó del pueblo de Arija.


En este “medio pueblo de Arija” que el Pantano inundó, desaparecieron comercios, tiendas y casas, fruterías, tiendas de muebles, peluquerías, ferreterías, sastrerías, tiendas de calzados, mercerías , bazares, establecimientos de vinos y licores, comestibles, confiterías, etc., etc., además de la Casa de Rámila , el Cine Vilanca, la Fonda La Aurora, la Fonda Hortensia, la casa de Los Barquilleros, el Mercadillo, el Café-Bar Cadiñanos, la sastrería de Ignacio Hermosa, la carnicería de Claudio Ceballos, la casa y taberna de Fabián Arenas, la casa de Ricardo Rapp, la calle La Vega entera, con sus comercios, la tienda de Adolfo (el Petaco), la Perfumería Genaro Melgosa, la Mercería Concha, la Sastrería Rafael, la Farmacia Bustamante, la Panadería de Nisio, la Casa Abundio, la casa de Urbano García, la Casa del Pozano, la Casa La Francesa, la Casa de Paco, la Casa del Sr. Simón, la Casa de Agustín Galopante, la casa de Padre de Montes, la casa de Policarpo Serna, la casa de Manolín, la Casa de Acero, la casa de María y Crescencio, la casa de Don Salvador el cura párroco, y muchísimas más casas y comercios donde tan alegremente vivían sus gentes, destruyendo también el Matadero, la Sala de Bombas de Cristalería y el Puente sobre el río Nava que separaba el "Barrio de Vilga" del barrio de "Arija de arriba".-


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Puente de la carretera. Unía a las “dos Arijas”. Por aquí pasaban todos los entierros de Vilga camino del cementerio haciendo el cura Don Salvador una parada a la salida del puente para descansar y rezar un responso (a los muertos se los llevaba “a hombros”). Muy cerca, siguiendo el rio por la izquierda estaba “El Pozuco”, donde se bañaban y “compartían tertulias picantes mozos y chavales que todavía iban a la escuela”. Un poco más apartado las chicas tenían “su sitio para bañarse”. Éste puente era como “la frontera” entre los barrios de “Vilga” y de “Arija de arriba”. Todo lo que se ve fue inundado en el año 1.950 por las aguas del “Pantano del Ebro”.


¡Cuántos sudores!... ¡cuántas ilusiones!... ¡cuántos proyectos!…¡cuántas alegrías de éstas barriadas quedaron sepultadas para siempre bajo las aguas del Pantano del Ebro¡….


Aviones y vencejos

Esta “Casa del Practicante”, más las que había a su alrededor, albergaban en sus viejos tejados innumerables escondrijos donde los "vencejos" o "aviones" anidaban por bandadas formando en los veranos unos escandalosos “jolgorios” con sus “chillidos” y “supersónicas” idas y venidas a los nidos.En aquellos tiempos, Arija era ideal para que esta clase de pájaros anidasen por “cientos” en los tejados de las casas. No necesitábamos partes meteorológicos para saber que el verano había llegado: nos lo anunciaban “los vencejos” con sus alegres chillidos, llegados un día al pueblo… “¡como de repente!”. Téngase en cuenta que entonces no existía el Pantano del Ebro y por la inmensa Vilga había pastando muchísimo ganado que “atraía a innumerables insectos” sirviendo de “abundante comida” para toda clase de pájaros. También los tejados favorecían el anidamiento de “los aviones” pues su cubierta estaba rematada con “teja árabe” que les proporcionaba innumerables escondrijos para sus nidos.

Era tal la cantidad de estos pájaros que se congregaban en los veranos por detrás de estas casas que los chavales nos inventamos una trampa para divertirnos y cogerlos.

A un papel de seda del tamaño de la palma de la mano (sin dedos) se le recortaba por el medio un agujero redondo del diámetro del cuerpo de los vencejos o aviones, y poniéndolo encima de un trozo de teja, un poco más grande que el papel, se lanzaba de una forma plana teja y papel hacia arriba, al aire, lo más alto posible.- Al caer la teja rápidamente por su peso el papel se quedaba suspendido en el aire bajando poco a poco en forma de zigzag, como dando tumbos.- En el “jolgorio” de las bandadas de los aviones, en pasadas “acrobáticas”, se lanzaban a coger el papel y alguno acertaba a meterse por el agujero practicado quedando sus alas atrapadas, y al no poder volar caía al suelo “en barrena” como si de un avión de verdad abatido por el fuego enemigo se tratara, estrellándose contra el suelo por su propio peso.-

Los chavales no queríamos para nada estos pájaros, porque después de “gozarla” con ellos en la mano los volvíamos a soltar (nos picaban con fuerza las manos para que abriésemos nuestras “garras”); solamente por la emoción de cogerlos por diversión y por la alegría de ver que la trampa había funcionado.-


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IZQUIERDA: bandada de “aviones” o “vencejos” revoloteando en grupo. DERECHA: “vencejo” capturado para volverlo a soltar. Para los chavales de Arija era “¡una gozada!” coger estos pájaros.


Coincidió por aquellos años que en las tiendas vendían un juego para los chavales que nosotros comprábamos en la tienda de “Los Barquilleros” y que consistía en una hélice pequeña de hojalata que se lanzaba al aire por medio de una gruesa alambre hecha en espiral en la que se metía la hélice y se la empujaba hacia arriba con un artilugio también de metal.- Si se la lanzaba con energía la hélice subía mucho, y como brillaba al ir dando vueltas llamaba la atención de los aviones o vencejos lanzándose a cogerla.- Los chavales jugábamos con aquellas hélices ajenos a los pájaros pero, a los aviones, les llamaba tanto la atención que se lanzaban a por ella “jorobándonos” el juego y malhiriéndose en los picos, dándonos al mismo tiempo "pena y rabia".-

Esta “Casa del Practicante” tenía algunos incendios de chimenea que alarmaban mucho con sus llamas y sus humos, pero no llegaban a ser importantes por apagarlos sus moradores con mucha diligencia por ser el peligro de incendio evidente al tener la casa tejado y suelos de madera muy secos.-

Como se cocinaba con turba, leñas, escarabilla y carbón bituminoso de las minas de Las Rozas y briquetas de "Sabero", y las chimeneas eran muy estrechas, siempre estaban llenas de hollín que se prendía con facilidad.- Por este motivo, todos los años había que deshollinarlas.- Los hombres se subían al tejado con una soga a la que en su extremo ataban unos trapos con un peso y la metían y sacaban por la chimenea unas cuantas veces para que se desprendiese el hollín.-

Por los registros de las cocinas económicas se recogía un balde grande (como los que llevaban las señoras a tender la ropa), lleno de hollín. Los que subían al tejado con un buzo limpio como para ir a una fiesta, cuando terminaban el trabajo y descendían el buzo parecía el de un minero, y la cara y las manos las del negrito más negro del África tropical: parecían como "el deshollinador de Mary Poppins".-

Un percance muy sonado que tuvo esta casa fue en el año 1.941 cuando el incendio de Santander que, con vientos huracanados de 140 kilómetros por hora arrancó de cuajo la galería de madera (hoy es de P.V.C.) del piso donde vivía "el practicante" apareciendo hecha añicos en la Plaza Nueva, con un susto morrocotudo de la familia Huidobro.-


Doña Irene Huidobro

Creo que debo contar algo de la vida de Doña Irene Huidobro García, la dueña de la casa, por tener esta señora una singularidad que no se da muy fácilmente en el común de los mortales.-

Esta señora oyó la Santa Misa y rezó el Santo Rosario, ¡todos los días de su vida! desde que tuvo uso de razón allá por el año 1.874 hasta el día de su muerte acaecida en Arija, donde está enterrada el día 6 de Marzo del año 1.956, ¡sin dejar ni uno, incluido todo el periodo de la Guerra Civil!. Y no solamente oyó la Santa Misa y rezó el Santo Rosario "todos los días de su vida" sino que algunos días oía "¡dos!" Misas y casi todos los días rezaba el Rosario "¡tres veces"!.

Este dato, confesado por ella misma, no tendría la mayor importancia si Doña Irene hubiera sido una monja de clausura, pero sí lo tiene, ¡y mucho!, dado que Doña Irene vivió toda su vida “¡peleando!” como directora al frente de negocios como Fondas y Balnearios, implicando en los rezos del Santo Rosario a clientes tan dispares como maquinistas y fogoneros de los trenes de la Robla y a guardias civiles con galones de cabo que rezaban con agrado el Rosario todos los días que permanecían a su lado.

Doña Irene Huidobro es la señora que Severo Manzano menciona en su relato “Recuerdos de antaño” cuando dice: <<“¡una señora que iba a misa todos los días!”>>.

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“Libro breviario” para seguir la “Santa Misa”. El “libro breviario” contiene el rezo eclesiástico de todo el año y sirve de apuntamiento o guía para el rezo.


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Esta señora es Doña Irene Huidobro García, la que fue a misa y rezó el rosario todos los días de su vida desde que tuvo uso de razón (manifestado por ella misma), en los jardines del Balneario de Valdelateja (Burgos), sobre el año 1902, con el médico del establecimiento (puede ser Don Ramón Gallo) y un cabo de la guardia civil (obsérvese “el respeto” que los acompañantes demuestran a Doña Irene).


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“El rosario” es una sarta de cuentas separadas de diez en diez por otras de distinto tamaño, unidas por sus dos extremos a una cruz, precedida por lo común de tres cuentas pequeñas que suele adornarse con medallas u otros objetos de devoción y sirve para hacer ordenadamente el rezo entero o una de sus partes del “Santo Rosario” en que se conmemoran “los quince misterios principales” de la vida de Jesucristo y de la Virgen, recitando después de cada uno “un padrenuestro”, “diez avemarías” y “un gloriapatri”.


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FOTO DE LA IZQUIERDA: Año 1.960 “Procesión de San Lorenzo”.-Personas identificadas:1-Amelia Castañeda, 2-Concha Lantarón, 3-Conchita Lantarón, 4-Carmina Rodrigo, 5-Carmen Luisa Lázaro (de la tejera), 6-Soledad Rodrigo, 7-Julita Rodrigo, 8-Jaime ¿“Morris”?, 9-Claudio Ceballos, 10-x, 11-Guardamontes (marido de Chelo)

FOTO DE LA DERECHA: Año 1.945.Muchachas con misales, van o vienen de la Capilla. Personas identificadas: 1-Ury Marlasca, 2-x, 3-Blanqui, 4-Chelo (Chelito), 5-Hermana de Amparito Mencía, 6-x, 7-x, 8-x.- En aquellos tiempos, en Arija, muchas señoras y chicas jóvenes iban a misa con sus breviarios y rosarios. Tanto chicas como chicos sin ser "beatos" ni "mojigatos" asistían con asiduidad a los actos religiosos, y esta actitud ante la vida se dejaba notar “en la buena marcha del pueblo”.


No sé si también, aunque esto no lo tengo muy claro ni mi información es muy precisa, le hizo rezar el Rosario a algún capitán del Ejército Español y a los soldados que le acompañaban, más concretamente de la Columna Sagardía, que cuando la Guerra Civil pasaron por la casa que Doña Irene tenía en Escalda (Burgos) donde en aquellos años vivía.-

De esta Columna Sagardía tengo el recuerdo, aunque no venga mucho a cuento de lo que estoy escribiendo, por eso he dicho antes que este relato va a dar la sensación de que “no tiene ni pies ni cabeza”, tengo el recuerdo como digo, y “el temblor”, por el peligro que encierran en sí mismas las armas, de una preciosa pistola que uno de los mandos de esta Columna Sagardía dejó en casa de Doña Irene, no sé si por olvido o como regalo en agradecimiento a las atenciones de Doña Irene Huidobro.

En la posguerra, yo tuve en mis manos aquella pistola que me hizo comprender “lo peligrosas que son las armas en sí mismas”, por atractivas.

Era una pistola pequeña que toda ella casi la abarcabas con la mano, de cachas seductoras y gatillo que se adaptaba perfectamente al dedo, con un cargador de seis balas plateadas pequeñas y relucientes que en si misma era como “un juguete” que sin pensar en matar a nadie costaba desprenderse de ella por ser como... "muy caprichoso tenerla entre las manos". Era como algo lúdico sacar el cargador, quitarle las balas, mirarlas brillantes como perlas y volverlas a meter una por una en el cargador metiendo este por la culata de la pistola quedando completa como si de un puzle se tratara. Aquella pistola Doña Irene se la entregó a la Guardia Civil, y pienso que hizo muy bien ya que estos “juguetes” no se pueden guardar, ni por "capricho" ni por "recuerdo", ni por "defensa", pues tarde o temprano, “el diablo los carga” y “el diablo”¡los dispara!.


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Era como algo lúdico sacar el cargador, quitarle las balas, mirarlas brillantes como perlas y volverlas a meter una por una en el cargador metiendo este por la culata de la pistola quedando completa como si de un puzle se tratara.- “Éstos juguetes” es mejor no tenerlos a nuestra disposición, “ni por recuerdo”, “ni por capricho”, ni siquiera “por defensa”, pues está demostrado que tarde o temprano, “el diablo los carga” y… ¡el diablo los dispara!


Doña Irene Huidobro García, nació en Escalada (Burgos) en el año 1.867, hija legítima de Don Juan Huidobro y de Doña Pilar García, teniendo además otros cinco hermanos: Don Julio Huidobro que emigró a Cuba, Don Orosio Huidobro que emigró a México, Doña Beatriz Huidobro que murió de parto, Don Pedro Huidobro que fue practicante de Cristalería Española y Doña Emilia Huidobro que se relacionaba mucho con los directores y subdirectores de la Fábrica de Cristalería Española.

En Arija vivieron muchos años los tres hermanos: Doña Irene, Don Pedro y Doña Emilia, atendidos por una sirvienta que se llamaba Carmen Cos, que era natural de “El Almiñe de Valdivielso” (Burgos).

De Don Orosio y Don Julio se supo, por las cartas que mandaba Don Orosio desde México a su hermana Doña Irene, que ambos no sabían nada del paradero de su hermano Julio pues los dos habían perdido el contacto con su hermano y no sabían si vivía en España o había emigrado a algún país de América (era cuando los españoles emigraban masivamente a Cuba, México, Argentina, Brasil o Venezuela); y estando un día Don Orosio en un puerto mexicano esperando un barco mixto de pasajeros y mercancía que iba a cargar sacos de garbanzos de su propiedad, pues llegó a comerciar con cargamentos de garbanzos desde México, oyó de la lista de pasajeros que descendían del barco y que leían a viva voz, el nombre de su hermano Julio. Fue tal su sorpresa por inesperada que no lo creía posible y tardó en reaccionar. Después quiso abrirse camino a codazos entre la gente que había en el muelle para encontrar a su hermano no consiguiendo tal propósito y su hermano Julio se le esfumó entre la multitud de personas. Don Julio iba camino de Cuba y por circunstancias de la vida, nunca más, durante sus vidas, tuvieron la oportunidad de volverse a encontrar.- Los dos se murieron sin poderse abrazar.


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FOTO IZQUIERDA: Cartel anunciando las salidas desde Santander para HABANA, VERACRUZ, TAMPICO Y PUERTO RICO. Servicio quincenal. Salidas fijas los días 3 con el vapor “CORCOVADO” y los días 20 con el vapor “KRONPRINZESSIN CECILIE”.

El "KRONPRINZESSIN CECILIE" transportaba 326 pasajeros en 1ª clase, 33 en 2ª y 914 en tercera. El 19 de marzo de 1906 recaló en Santander durante su viaje inaugural. "El CECILIE" fue el buque escogido por la colonia española de Cuba para asistir a la boda de Alfonso XIII el 31 de mayo de 1906 en Madrid.

El "CORCOVADO" fue construido en 1907, capaz de transportar 1.200 pasajeros en 3ª clase. Disponía de “los últimos adelantos de la navegación, como telegrafía sin hilos, aparatos de señales submarinas y otros”. Eran destacables los “numerosos camarotes de una sola cama y otros de dos camas que permiten al pasajero no echar de menos el confort de los mejores hoteles”.

La fecha de construcción de ambos buques coincide con la construcción de “Cristalería Española” en Arija, cuando Doña Irene Huidobro, procedente de Escalada (Burgos), ya pensaba irse a vivir a Arija, y sus hermanos Orosio y Julio a emigrar a México y Cuba.

FOTO DERECHA: Año 1911. Vapor correo en el muelle de Veracruz (México), desembarcando emigrantes y mercancías. En aquel tiempo era el puerto marítimo comercial “más importante de México”. Es muy posible que Don Orosio y Don Julio, hermanos de Doña Irene Huidobro que emigraron a México y a Cuba lo hicieran en un barco como este.


La historia de Doña Irene Huidobro García empieza mucho antes de recalar en Arija, la que vamos a esbozar por parecernos interesantes ciertos aspectos de su vida.

El padre de Doña Irene, Don Juan Huidobro, era médico, y a la sazón vivía en Escalada (Burgos) y ejercía la medicina por los pueblos del Valle de Valdebezana (Burgos), allá, por el año mil ochocientos y pico, teniendo entendido que llegó a escribir algún libro de medicina, concretamente sobre recetas caseras: ungüentos y potingues que se elaboraban con plantas del campo; publicando otros libros con consejos para curar enfermedades que como larga vida de “médico de cabecera” de todos aquellos pueblos debía acumular una gran experiencia. Por este motivo, los padres de Doña Irene se conocían con los padres de Doña Amalia Rámila, ya que el cabeza de familia de los Rámila también ejercía la medicina por el entorno de Cilleruelo de Bezana (Burgos), teniendo ambas familias una gran amistad. (Los Rámila, además de los comercios y negocios que tenían parece que la medicina la ejercían por tradición: eran como una saga de médicos).

La madre de Doña Irene, Doña Pilar, descendía de la Montaña santanderina y ya este matrimonio debía ser muy religioso inculcando a Doña Irene de una forma indeleble la doctrina cristiana además de que Doña Irene durante toda su vida estuvo indagando en libros y misales los misterios de Dios.

A Doña Irene Huidobro, de pequeña, la metieron interna en un convento de monjas en Soncillo (Burgos), allá, por el año 1.881. Parece ser que Doña Irene no se encontraba muy a gusto en el convento, por la comida, que no la sentaba muy bien pues por lo que se sabe debía ser poca y mal cocinada, cosa rara tratándose de monjas, a no ser que éstas, voluntariamente, quisieran hacer sacrificios siendo austeras también en estos menesteres.-

El caso es que Doña Irene se salió del convento yendo a vivir unos días con la familia Rámila a Cilleruelo de Bezana (Burgos), animándola éstos a que se quedara con ellos de dependienta pues esta familia tenía una gran tienda. Esta tienda era de los padres de Doña Amalia Rámila.

En esta tienda de los Rámila en Cilleruelo de Bezana, conoció Doña Irene al que después fue su esposo, Don José Ruiz de Huidobro, de cuyo matrimonio no hubo hijos.

Don José Ruiz de Huidobro era natural del Valle de Valdivielso (Burgos) y al parecer descendía de los marqueses de la “Torre de Loja” situada en Quintana de Valdivielso en la provincia de Burgos, y era el Recaudador del Valle de Valdebezana, llegando en sus viajes de Recaudador hasta Cilleruelo de Bezana donde conoció de dependienta en la tienda de los Rámila a Doña Irene Huidobro casándose con ella como hemos dicho.

En Cilleruelo de Bezana también nació Don Pedro Ruiz, el sacerdote que años después fue párroco de Requejo (Cantabria).

Todos estos personajes: Doña Amalia Rámila, Doña Irene Huidobro, y Don Pedro Ruiz, además de ser de la misma edad y conocerse desde pequeños, vivieron muy estrechamente todas las vicisitudes de la Guerra Civil Española, considerándose como hermanos, sobre todo Doña Irene con Doña Amalia que se querían como verdaderas hermanas profesándose los tres una gran amistad "fiel e inquebrantable" todos los días de su vida hasta sus muertes.

Por aquellos años de… “mil ochocientos y pico”…, la familia Rámila abrió una Posada en Cabañas de Virtus (Burgos), donde sus diligencias que iban desde Santander hasta Burgos, cambiaban los tiros de caballos de las mismas haciendo una de sus paradas.

Los Rámila, habían comprobado por la tienda, que la joven Irene era una chica emprendedora y con mucha iniciativa, y la pusieron al frente de esta posada desarrollando el negocio con una lealtad, una diligencia y tal estricta y precisa administración... digna de Santa Teresa de Jesús. Tal es así que Doña Irene siguió al frente de los negocios de los Rámila en Cabañas de Virtus, durante toda la construcción del "tren de la Robla".

Con el tren de la Robla, en la Posada se demandaban más servicios de los que se prestaban para las diligencias en la Posada y la ampliaron transformándola en Fonda.

Doña Irene estuvo muchos años al frente de esta Fonda de los Rámila en Cabañas de Virtus, y tenía tan arraigado sus rezos, sus prácticas religiosas y su creencia en la Iglesia Católica y enseñanzas evangélicas, que todos los días iba a misa con su breviario y todas las tardes rezaba el Santo Rosario en la Fonda con el personal que tenía a su cargo y clientes que voluntariamente se agregaban a los rezos.

Doña Irene, además de llevar la dirección de la Fonda impecablemente, también debía ser muy hacendosa, pues se cuenta de ella que se hizo, “¡a ganchillo!”, todas las cortinas de las dependencias de la casa y de la Fonda.

Algo tendría esta señora cuando en los inviernos con nevadas que como poco duraban un mes sin poder circular los trenes, los maquinistas y fogoneros del tren de la Robla que iban con las máquinas quitanieves, hacían “lo imposible” para atravesar las grandes trincheras de nieve que se formaban en los ventisqueros para llegar hasta Cabañas de Virtus a la Fonda de Doña Irene. Una vez llegados hasta donde “la Irene” ya no les preocupaba nada el tiempo que duraran las nevadas, recibían un trato tan familiar que se apuntaban voluntarios a los rezos del Rosario con el personal de la casa.


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Con las nevadas, los maquinistas y fogoneros del tren de “La Robla” hacían lo imposible por llegar hasta Cabañas de Virtus, a donde “La Irene”, porque sabían que con las nevadas los trenes no podrían circular en más de un mes y “La Irene” los iba a tratar como a hijos. En las fotos vemos en plena faena a unos fogoneros atizando la caldera de la máquina y a una “máquina quitanieves” entrando en la estación de Arija camino de Cabañas de Virtus. Era un espectáculo ver desde muy lejos, en la gran llanada, abrirse camino a estas máquinas quitanieves, con insistentes pitidos y lanzando al aire la nieve como un surtidor de confetis.


Por aquellos años, Doña Irene hizo un viaje a Bilbao, a comprar una vajilla y otros utensilios para la Fonda. Era tal la fama que tenía de buena persona, de formal y de señora, que los jefes de estación se apresuraron a telefonearse unos a otros advirtiendo de que, “la Irene”, iba de viaje a Bilbao en un determinado tren correo, para que estuvieran atentos por si necesitaba algo, ¡para que se la atendiera con toda diligencia!.

¡Que va la Irene!... ¡que va la Irene!...era la voz de ¡atención! que se oía en los teléfonos de los despachos de los jefes de estación del tren de la Robla.

En una de las estaciones, ya cerca de Bilbao, un Jefe joven y novato también recibió la llamada: “¡Que va la Irene!”..., ¡atenderla como se merece!.

El Jefe de Estación novato se acicaló con su mejor gorra y se dispuso a conocer a “La Irene” para ofrecerla sus servicios incondicionalmente.

Cuando llegó el tren correo a su estación se subió al vagón de primera donde esperaba encontrarse a… “¡La Irene!”.... Lo inspeccionó de delante a atrás sin ver a nadie que llamara la atención y recorrió el tren por los vagones de segunda y también los de tercera.

Este Jefe de Estación no encontraba por ninguna parte a “La Irene que esperaba".

Aturdido por tanto ensalzamiento y recomendaciones de sus otros compañeros sobre esta señora, estaba buscando “una señora despampanante”: ¡vaya!... una “Marilyn Monroe” de las de entonces.


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¡¡¡Que va “La Irene”!!!, ¡¡¡Que va “La Irene”!!!, “ATENCIÓN” que en el tren va “La Irene” , se comunicaban los jefes de estación unos a otros… ¡¡atendedla como se merece!!... Un Jefe de estación, joven, novato y despistado, se creyó que “La Irene” era poco menos que “¡¡una despampanante vedette!!”, a tenor de los elogios que por los teléfonos de las estaciones sus colegas hacían de “La Irene” (vaya, una… “Marilyn Monroe” de las de entonces), y se acicaló y perfumó para recibirla como ella se merecía llevándose “un gran chasco” al comprobar que, “La Irene”, no era ninguna vedette sino “¡una señora que iba a misa y rezaba el rosario todos los días!”.


Desesperado, después de haber recorrido el tren dos o tres veces, volvió al vagón de primera y gritó ya un poco nervioso: << ¿alguno de ustedes conoce a la Irene?...>>.

De un rincón de un asiento, una señora de constitución más bien endeble, encogida, con cara de ir bastante mareada, alzó una mano y dijo: << ¡soy yo!>>, << ¿desea algo?...>>.

El chasco que se llevó el Jefe de Estación fue morrocotudo al encontrarse con aquella insignificante mujeruca: él, que esperaba que ¡“La Irene”!, fuese poco menos que una…“¡cabaretera de armas tomar!”.

Una vez aclarados todos sus malentendidos y “comprobar” por qué ensalzaban y respetaban tanto todos sus compañeros a la Irene, no se volvió a olvidar nunca más de “Doña Irene Huidobro García”.

A la familia de los Rámila parece que los negocios les iban bien y se decidieron a abrir el “Balneario de Valdelateja” situado en la provincia de Burgos. Dado que Doña Irene había regentado la Fonda de Cabañas de Virtus con gran brillantez, los Rámila la pusieron al frente del mismo, siguiendo ésta señora con sus costumbres y rezos, y la misma brillante y buena administración, teniendo muchos años de gran éxito. Tal es así que, la fama de buen Balneario llegó hasta Cuba al oído de Don Ricardo de la Torriente, a la sazón, sí nó presidente de Cuba, si un gran gerifalte del gobierno cubano de entonces quien se desplazó hasta el “Balneario de Valdelateja”(Burgos) a descansar.

Don Ricardo de la Torriente, cuando paseaba por Valdelateja y se encontraba con algún chico que había pescado truchas en el río Rudrón, de las que había en abundancia, les pedía que se las vendieran y después de pagarles lo que le habían pedido siempre les daba de propina como "veinte veces más" de lo que le habían costado, quedándose los chavales con ojos como platos de sorprendidos. Además, Don Ricardo, pagaba con pesetas y duros de plata.

En este “Balneario de Valdelateja” había Guardia Civil permanentemente que, con galones de cabo, también rezaban con agrado el Santo Rosario con Doña Irene a la que tenían un gran respeto.

En los años que conviví con Doña Irene en Arija, a la que llamaba tía por haber adoptado a mi madre, también recé el Santo Rosario con ella pues subía a nuestra casa a rezarlo a diario. Por eso lo de rezarlo dos o tres veces algunos días era porque, una lo hacía con Don Salvador, el párroco de Arija, en la Capilla de Cristalería, otra lo hacía con sus hermanos y sirvienta en su casa, y otra lo hacía con mi familia que vivíamos en el piso de arriba en la misma casa en Arija.

En sus rezos y peticiones del Rosario, que casi siempre eran las mismas, nunca faltaba un Padre Nuestro “¡por nuestros difuntos!”, un rezo y una petición a “Santa Gema Galgani” de la que era muy devota, un rezo y una petición a “Lucia”, “Jacinta” y “Francisco” los tres pastorcillos de “Fátima”, a los que rezaba con gran devoción pidiéndoles “la paz del Mundo”, y siempre terminaba rezando a “las llagas de Cristo”.

La despedida de nosotros cuando se marchaba a su casa siempre era la misma: <<¡Hasta mañana si Dios quiere, que en el cielo nos veamos ¡hijucos!>>.


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“Las llagas del “CRISTO DE LA SED”. “Los pastorcillos de Fátima”: "LUCÍA", "FRANCISCO" y "JACINTA". La santa italiana “GEMA GALGANI”


Yo era pequeño y entendía todo menos los rezos a "Santa Gema Galgani" de la que era muy devota, y me resultaba extraño hasta el nombre de la santa. Ya de más mayor supe que es una santa italiana que tuvo periódicamente "los estigmas de la Pasión" y "las llagas de la flagelación de Cristo" en todo su cuerpo.

Doña Irene sentía mucho y “¡de verdad!” la Pasión que sufrió "Jesucristo" y que nos describen los "Santos Evangelios", y todos sus rezos la salían del alma. Su manera de comportarse en la vida respecto a los demás siempre lo hacía teniendo presente estas creencias. Doña Irene estaba suscrita a una revista de los "Padres Pasionistas de Santander" y llevó mucho tiempo cuando la Guerra Civil Española, el hábito de los pasionistas que se ponían quienes hacían alguna promesa.

En su testamento, en uno de sus apartados pone literalmente: <<Se me entierre conforme a la religión Católica según costumbre con funeral modesto mandando decir las misas Gregorianas que tengo pagadas en Santander donde los Pasionistas desde el año 1.946 y mandar doscientas pesetas más a los mismos.>>


Inciso: En el día de hoy (15/02/2016) intercalamos en este relato una noticia fechada el día 12 de Febrero de este año 2016 en La Habana (Cuba) pues pensamos que tiene relación con lo que Doña Irene Huidobro creía y practicaba.


“Histórico encuentro entre el papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kiril en La Habana”


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El “papa Francisco” y el “Patriarca ortodoxo ruso Kiril” se reúnen por primera vez tras el Cisma, tras casi mil años que separó a ortodoxos y católicos en 1054, y firman en La Habana (Cuba) el día 12 de Febrero del año 2016, un documento de colaboración de las dos iglesias hermanas que, a nuestro parecer, la Virgen de Fátima en el año 1917 había confiado a los pastorcillos Francisco, Lucía, y Jacinta cuando les dijo:


«El Santo Padre me consagrará la Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz».


2º.- Inciso: Hoy 05/07/2019 ponemos la siguiente foto por considerarla clave para la historia del mundo y el mensaje de Fátima.


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Vladimir Putin, presidente de Rusia, se reúne por tercera vez con el papa Francisco en el Vaticano

(04/07/2019)


Incertidumbre y angustia

Un día que hacía mucho frío y que el viento helado silbaba y se colaba sin ninguna dificultad por debajo de las desajustadas puertas y por las rendijas de las viejas contraventanas de madera de nuestra casa, estábamos encerrados mi familia “a cal y canto” en la cocina, con una tristeza enorme. Sería invierno porque aquel día se había hecho de noche muy pronto. Estábamos en casa mi padre, mi madre, mi hermana y yo. Mi padre atizaba continuamente la cocina económica echando paletadas de carbón y trozos de turba y leñas. El trozo de chapa próximo al fuego y las arandelas de la cocina se ponían al rojo vivo, y aun así, todavía sentíamos frío.

Mi padre estaba muy triste, cabizbajo y muy pensativo. ¡Nadie hablaba nada!. Mi madre sentada en una silla en un rincón, callada, humilde, abatida y resignada totalmente a la situación que vivíamos en aquellos días, tampoco decía ni una palabra.Mi hermana y yo jugábamos en el suelo de madera de la cocina sin atrevernos a meter el más mínimo ruido. ¡Era como un sacrilegio romper aquel silencio!. El silencio era absoluto y la tristeza y resignación que se palpaba en el ambiente era muy grande. Nosotros éramos pequeños pero percibíamos que algo muy triste se cernía sobre nuestra familia.

La tristeza que aquel día había en nuestra casa era porque a mi padre, “los nacionales”, le habían requisado una camioneta recién comprada. La camioneta era una “Chevrolet” que se compró después de haber estado ahorrando durante años. Solamente la tuvo entre sus manos durante un mes del año 1.936, en Sedano (Burgos) y, de repente, se quedó sin camioneta y sin trabajo, sin encontrar ninguna salida para la familia.

Gracias a la mediación de Doña Irene había entrado a trabajar en la Fábrica de Arija. El sueldo que ganaba en Cristalería, además de no gustarle nada el trabajo que desempeñaba, era de los más bajos de la Fábrica y no nos daba para comer. El porvenir lo veía negrísimo: no se vislumbraba ninguna salida con esperanza ilusionante y en la calle también se respiraba incertidumbre y miedo. Gracias a una pequeña ayuda de Doña Irene podíamos sobrevivir pero esto no le gustaba nada a mi padre.

Cada vez que quitaba con un gancho las arandelas de la cocina para echar más carbón o leñas al fuego,se le proyectaba en el rostro el color anaranjado de las llamas acentuándosele las arrugas de la frente que, a pesar de ser todavía muy joven, eran muy pronunciadas, y se le reflejaba en el rostro con toda claridad lo triste y apesadumbrado que estaba.

Aquel día, Doña Irene Huidobro subió como todos los días a nuestra casa a rezar el Rosario. Cuando entró en la cocina donde estábamos dijo: << “¡se lo han llevado!”>>…. A la “tía Irene” no la hicimos ningún caso, ni siquiera la miramos. Mis padres seguían “hundidos” en sus pensamientos de angustia y de tristeza. Mi hermana y yo seguíamos jugando sigilosamente, esperando que pasara algo, que se rompiera aquel silencio que nos atenazaba. Doña Irene volvió a repetir: << ¡si, se lo han llevado!>>…. El silencio denso, angustioso por la preocupación de mi padre se cortaba con un cuchillo sin esfuerzo. Nadie decía ni preguntaba nada. La “tía Irene” seguía hablando sola: <<Hoy vamos a rezar el Rosario por él, ¡hijucos!>>


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DOÑA IRENE HUIDOBRO ESCUCHARÍA LOS PROGRAMAS DE "RADIO MARÍA" .


A Doña Irene Huidobro cuando rezaba, todo la salía de lo más profundo de su alma acompañado de un gran sentimiento. Seguro que aquel día los misterios del Santo Rosario eran dolorosos.

Cuando terminó de rezar el Rosario, e hizo todas sus peticiones a los santos de su devoción, se despidió de nosotros con la frase de todos los días: <<Hasta mañana si Dios quiere, que en el cielo nos veamos, ¡hijucos!>>.

Se marchó de nuestra casa sin haber dicho nadie ni una palabra, sin que nadie la preguntara nada, ni un comentario, sólo los rezos del Rosario que nosotros contestábamos.

Mi madre la abrió la puerta y cuando ya bajaba por las escaleras a su casa, como acordándose de repente de algo mi madre la preguntó: << Tía, ¿pero a quién se han llevado?... >>. La tía Irene contestó muy lacónicamente: << ¡Al Villapún, hijucos!, ¡al Villapún!... ¡rezad mucho por él! >>.

Celestino Villapún López era nuestro vecino, vivía en una casuca a continuación de la nuestra.

Seguramente que Celestino no era de los de ir a misa y pensaba y sentía muy distinto de Doña Irene Huidobro, pero ésta nunca consideraba a nadie como “un enemigo”, como la política nos llega a hacer sentir y creer que lo somos unos de otros si pensamos diferente; al contrario, aquel día rezó por él con toda su buena voluntad como si de su hermano se tratara.

A Celestino Villapún aquel año lo fusilaron, y en esto de las políticas tenemos que abrir muy mucho los ojos porque nos peleamos tontamente por mundos artificiales que los provocan hombres que su “YO” quiere ser más grande que el de Dios. Nos engañan muy fácilmente con “sus proclamas”, “sus discursos” y “sus arengas” en las radios, los periódicos y las televisiones, prometiéndonos un mundo que nunca se cumple. Nos crean artificialmente en nuestras mentes mundos de bienestar, de poder y de venganza, para que les adoremos a ellos, que muy fácilmente “cambian de chaqueta cuando les conviene”. Y en la vida real todo es muy distinto. A nivel de calle la gente sencilla no es conflictiva; quiere la paz, y no se crea otras necesidades más que ganar lo suficiente para poder vivir y divertirse un poco, y aunque tengamos ideas diferentes, porque es inevitable y normal, la gente humilde si no están influenciados por propagandas dañinas y promesas de “políticas utópicas” sus pequeños conflictos los aparcan muy fácilmente para poder vivir alegremente y en paz.


Don Pedro, el practicante

Severo Manzano dice en su relato que hacía algunos trabajos de practicante, y esto me ha recordado a Don Pedro Huidobro García, hermano de Doña Irene, que fue el practicante de Cristalería Española.


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El empezando por la izquierda es Don Pedro Huidobro García (el practicante de “Cristalería” que se menciona en este relato). La foto está hecha el 12 de Octubre de 1.930 en la puerta de la enfermería de la Fábrica. Ese día se homenajeó con una placa a empleados que se jubilaban. En la foto se encuentran prácticamente todos los empleados de “Cristalería” donde también se puede ver a Don Salvador Gómez y Gómez el cura párroco de Arija que también administraba la Capilla de Cristalería. Don Pedro, el practicante, se anunciaba en los programas de las fiestas. A la derecha vemos su nombre en un programa de las “Fiestas de Vilga” del año 1.946.


Don Pedro, el practicante de Cristalería, que era de estado “soltero”, parecía un hombre siempre aburrido. Sin embargo su físico de aspecto serio y adusto estaba muy lejos de transmitir lo que era por dentro. Era un hombre difícil de captarle su estado de ánimo, nunca expresaba lo que sentía y era muy difícil saber lo que podía estar pensando. Sin embargo, ese carácter tan particular que siempre transmitía indiferencia y aburrimiento, también conllevaba mucha tranquilidad, serenidad, y una paz muy grande de espíritu, lo que le valió para ser “un gran practicante” y... "un gran jugador de julepe y de póker". En la “Clínica de Accidentes del Trabajo” que Cristalería Española tenía en uno de sus edificios, Don Pedro Huidobro hacía trabajos muy superiores a su carrera de practicante, casi hacía la labor de un muy buen cirujano, sobre todo cuando había accidentes de grandes quemados.

En su trabajo era un practicante… “¡muy directo!”…. A mí, cuando tenía 11 años me puso unas cuantas inyecciones, “para abrir el apetito”. De pequeño era muy inapetente, nunca tenía ganas de comer y me estaba quedando delgado. Iba a su casa y me hacía sentarme en un banquito pequeño mientras preparaba los instrumentos para ponerme la inyección. Solamente ver toda la parafernalia que hacía para darme “el pinchazo” me hacía apretar el culo antes de tiempo, y tenía pánico a la “aguja” que a mí me perecían siempre “muy gordas”.

Con “la cara de pocos amigos” que tenía, sus cejas pobladas, y unos binóculos en su nariz, sacaba de una alacena llena de instrumentos de cirugía una cajita de metal, seguramente que de acero inoxidable, donde guardaba una jeringa de cristal con su tubo, su émbolo y su aguja “¡gorda!”. La cajita la llenaba de agua y lo ponía todo a hervir en un infiernillo. Después, cogía con la jeringa y la aguja ya puesta, el agua hervida, todavía caliente, y lo sacaba y lo metía unas cuantas veces para desinfectar tubo y aguja, sobre todo esta, porque con la misma aguja se ponían más inyecciones a otros pacientes.

Cogía de una cajita de cartón una cápsula de cristal a la que tenía que serrar para extraer el líquido que me iba a inyectar y, sin más preámbulos, ¡me mandaba bajar los pantalones!. Yo le miraba de reojo porque sabía que sin más la aguja iba directa al trasero.

No lo creeréis, pero apretaba tanto los músculos del culo del miedo al pinchazo, que las agujas no entraban. Don Pedro se ponía muy serio y me decía que dejase el trasero… “¡distendido!”. ¡No había manera!. Yo seguía en mis trece y cada vez le tenía más miedo “¡al pinchazo!”. Más de una vez Don Pedro solucionó el problema con agujas… “¡más gordas!”.

Don Pedro iba directo al mogollón de carnaza de “las posaderas”. No daba “toquecitos a los glúteos” previamente como hacen las enfermeras para engañarte y no saber cuándo “el toquecito” es para distraerte o cuando "después del toquecito" viene el pinchazo de verdad cogiéndote siempre desprevenido y con los músculos del culo totalmente distendidos.

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Éstas agujas no son las que manejaba el practicante de Cristalería Española pero… “¡se asemejan mucho al pinchazo tan temido!”


Al final, “por las buenas” o “por las malas”, salía con la inyección puesta pero... "con miedo acumulado" para el día siguiente.

El “aburrimiento” que siempre llevaba a cuestas, y “el temple” que tenía para curar a los grandes quemados de Cristalería, además de todas esas cualidades de su carácter que le servían para ser un buen practicante con categoría de cirujano, también le valían para ser “¡un buen jugador de póker y de julepe!” como ya hemos dicho.

Don Pedro era un gran fumador. Este vicio lo tenía muy arraigado desde muy joven hasta su fallecimiento en Arija, donde está enterrado, que yo creo que se murió fumando. Su otro vicio era jugar a las cartas, pero… ¡con dinero por medio!.

En Arija había unos cuantos grandes fumadores que se reunían los sábados y domingos en el “Bar de Amancio” a tomar café, y organizaban unas timbas de “julepe” y de “póker” en las que llegaban a perder en una sola noche "el sueldo de un mes".

A su hermana Doña Irene la parecía muy mal este comportamiento, pues los sábados llegaba a casa a… “las tantas”, casi de madrugada, y muchas veces le quiso hacer ver que estaba muy mal lo que hacía pero... para Don Pedro, con cuarenta, cincuenta y sesenta años a la espalda, ¡soltero! y un sueldo decente de los de entonces, era la única diversión que tenía: el tabaco y el juego y aunque de vez en cuando no jugaba, seguramente porque le habían desplumado, nunca dejó estos vicios.

Los sábados y domingos que no jugaba se quedaba en casa y se acostaba más temprano, aunque no se podía dormir, (seguramente pensando en los “julepes” que le habían dado). Pero los sábados y domingos que no jugaba y se quedaba en casa casi siempre tenía una agradable sorpresa.


Canturriadas

En Arija había cuadrillas que cantaban pero que muy bien, como para actuar en teatros. Cantaban por pura afición y para deleite de ellos mismos. Es una de las cosas que “no veo en las cuadrillas de chicos de hoy día”, aunque en su favor diremos que me parece que las autoridades se lo prohíben y es: "cantar en cuadrilla en los bares o por la calle", formando dúos, tríos, cuartetos, ochotes o hasta coros de veinte amiguetes que son los mejores para que “se metan en el ajo” y canten también …“los que no saben”. Se pasa “en grande” cantando en cuadrilla, solamente para desfogarse y oírse a uno mismo, sobre todo en las fiestas.

Pues bien, en Arija había gente como: Francisco Lantarón (Isco), Miguel Diez (el calé), Genaro Morales (el maño), José María Miguel (Marín), Laureano López (el cojo), Bienvenido (Bienve el chatarrero), Cecilio Rodríguez (Ceci), José del Valle (Pepín) y muchísimos más, que cantaban como los ángeles. Cuando estas cuadrillas, y otras que salían del cine, del baile, o del “copeo”, por las noches se iban para casa cantando, muchas veces en las “paradas que hacían para cantar” coincidían debajo de la ventana “donde dormía” el practicante. Según estarían de “chispas” se estaban más o menos tiempo cantando, y si estaban con ganas podían caer unas cuantas canciones.


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FOTO IZQUIERDA: Año 1.948. “Coro San Lorenzo” donde había gente como (empezando por la izquierda de la primera fila): 5º-Francisco Lantarón (Isco), 6º-Miguel Díez (el calé), 7º-Genaro Morales (el Maño), o (empezando por la izquierda de la fila del fondo) 5º-José María Miguel (Marín), 6º-Laureano López (el cojo), 7º-Bienvenido (Bienve, chatarrero), más Cecilio Rodríguez (gran imitador del cubano Antonio Machín) y José del Valle (Pepín), que no están en la foto, y muchísimos más, que cantaban como los ángeles. A los mencionados les gustaba mucho “el poteo y cantar en cuadrilla por los bares para deleite de ellos mismos”, y cuando iban de bar en bar solían hacer “una parada” para echar unas canturriadas justo debajo de la ventana de la habitación donde descansaba Don Pedro “el practicante”, con gran regocijo de este al escuchar “el gran repertorio de canciones de las cuadrillas”. FOTO DERECHA. Es de las “Fiestas de Arija-Vilga del año 1.952” donde están1-Isco Lantarón, 2-Jefe Estación, 3-José Caro, 4- Pepe (el tío de Blanqui), dispuestos a cantar por Jorge Negrete.


Cuando se marchaban, Don Pedro lo sentía mucho porque estaba encantado oyendo desde la cama las buenas serenatas de los mozos de Arija.

Entre las muchas canciones que estas cuadrillas cantaban Don Pedro siempre oía alguna de estas: “Allá en el rancho grande”.- “Dos cruces”.- “Mi casita de papel”.- “Se va el caimán”.- “Malagueña salerosa”.- “Me he de comer esa tuna”.- “Mira que eres linda”.- “Cielito lindo”.- “Que bonitos ojos tienes”.- “Adiós Mariquita linda”.- “Solamente una vez”.- “Tres veces guapa”.- “Yo te diré”, y… “El vino que vende Asunción” y “¡Ay Jalisco, no te rajes!”, que éstas sí que no faltaban nunca.


Maquis:"El Juanín"

Por aquellos años de “canturriadas” de los mozos de Arija, “el Juanín”, andaba por el Monte Hijedo y por La Población de Yuso huyendo de la Guardia Civil.

, me refiero a Juan Fernández Ayala, alias “el Juanín”, el popular guerrillero nacido en Potes (Cantabria) que cuando se terminó la Guerra Civil Española junto con otros compañeros se “echaron al monte” en rebeldía. A estos hombres los llamaban “maquis”.

De estos guerrilleros o “maquis” hubo una temporada que se hablaba mucho de ellos por Arija. De los que más se hablaba era de “el Juanín” y “el Cariñoso” pero el que “más fama tenía” de todos era “el Juanín” a quien los mozos le tenían una gran simpatía. También unos días se habló mucho, con asombro, de “Juanito”, por ser el hijo del practicante de Los Carabeos, un pueblo cercano a Arija; pero de este se hablaba no como un guerrillero famoso sino más bien "como una trastada gorda que había hecho a sus padres yéndose con los maquis".

Sin entrar en política, ni juzgar si eran buenos o malos, criminales o santos, los mozos de Arija, sin conocerle, solamente por las historias que de él se contaban, tenían mucha más simpatía por “el Juanín”. Se le consideraba un hombre valiente, listo, y con “un par”, porque continuamente se escapaba de la Guardia Civil.

Un día de invierno que ya había medio metro de nieve y seguía nevando mansamente como para cuajar una gran nevada, entró Chencho (el del molino) en el "Bar de Arce", se sacudió la nieve de las botas pateando el suelo, pegó un puñetazo en el mostrador y dijo: <<Venga, rápidamente, ponme un tinto que me marcho para casa, han dicho que “el Juanín” anda por La Población y mañana viene para Arija. ¡Ese sí que tiene cojones!, no le pesca la Guardia Civil ni aunque vayan a por él un batallón>>.-

En aquellos días se hablaba de que “el Juanín”, y otros, andaban por Corconte y que en La Población se habían llevado de un bar todas las latas de conserva.

También había rumores de que andaban por el "Monte Hijedo", en emboscadas con la Guardia Civil, apareciendo después por Reinosa.

En fin, que una temporada en Arija la “comidilla” en los bares y por el pueblo no era otra que hablar, con simpatía por parte de los mozos, del “Juanín” y su cuadrilla.

La simpatía que se le tenía venía por ser “la pelea” con la Guardia Civil muy desigual en medios y en número de combatientes y salir estos victoriosos de las emboscadas de los guardias.

Todos aquellos “guerrilleros”, “forajidos”, “huidos”, “los del monte” o “maquis”, que de todas estas formas se los llamaba, estaban en boca ¡hasta de los chavales más pequeños!.


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FOTO IZQUIERDA: Pareja de la Guardia Civil en un puesto de vigilancia. FOTO DERECHA: Bailando en el “Bar de la estación” en Arija donde están: 1-Jesús Mari, 2-x, 3-La Flores, 4-César (Terraplén), 5-Chencho el del molino (el mismo que se menciona en este relato), 6-Fidel Terán.


"Chismes"

La hermana de Doña Irene y de Don Pedro, "Doña Emilia", era muy amiga de los directores y subdirectores de la Fábrica de Cristalería, y solía ir con ellos de tertulia y a jugar a las cartas. Frecuentaba mucho la casa de Don Antonio y Doña Carmela.

No quiero extenderme más porque, si sigo, en vez de escribir historia de Arija “termino contando chismes” y... "¡eso!"...no quiero.

Solamente diré una última cosa más. La familia de Mateo Iturriaga “Peluquería de Señoras y Caballeros” “Especialidad en Permanentes”, recalaron en Arija procedentes de Paris, y como hablaban el idioma francés, iban a la casa del director de Cristalería a hacer la permanente a su señora.

Dejo para otro día otras muchas cosas que me pasaron por Arija viviendo en… “LA CASA DEL PRACTICANTE”.




Nos tomamos la libertad de hacer otro inciso en el presente relato porque creemos que la noticia también tiene relación con lo que Doña IRENE HUIDOBRO GARCÍA (por los años 1.940 - 1.950, con misticismo poco común ) creía y practicaba en Arija en referencia a los pastorcillos de Fátima.

En el día de hoy, 13/05/2017, el “Papa Francisco” ha canonizado a los pastorcillos “Jacinta” y “Francisco” proclamándolos “santos”.


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Pablo VI con Sor Lucía en Fátima en 1967        Juan Pablo II con Alí Agca en la cárcel en 1983        Francisco canoniza a los pastorcillos en 2017


CONSAGRACIÓN.- En mayo de 1967, el “Papa Pablo VI” viajaba a Fátima con motivo del 50 aniversario de las apariciones y el 25 aniversario de la Consagración del mundo al inmaculado corazón de la Virgen María.

PERDÓN.- En 1983 “Juan Pablo II” se entrevistó en la cárcel durante 18 minutos con “Ali Agca” y le perdonó por el intento de asesinarle el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro.

CANONIZACIÓN.- Cien años después de que aseguraran haber visto a la Virgen María, los pequeños hermanos pastores “Francisco” y “Jacinta”, el sábado 13 de Mayo de 2.017, han sido declarados "santos" por el “Papa Francisco” en el santuario portugués de Fátima.

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En el centro de la corona de la Virgen de Fátima está insertada la bala que Alí Agca disparó contra el Papa Juan Pablo II


EL MISTERIO Y MENSAJE DE “FÁTIMA” SIGUE ADELANTE