La Radio
Por Quin (diciembre de 2009)
"SEIS", "SEIS", "SEIS"... (666)
LA RADIO.- Relato sin interés.- (Segundo "SEIS")
Sumario
- 1 Tiempos difíciles
- 2 El carbón
- 3 La Camioneta
- 4 Terneras campurrianas
- 5 Los soldados italianos
- 6 Victorio y Elena
- 7 La señora Visitación
- 8 Olivier y Javier
- 9 Una radio en casa
- 10 El juego de las alubias
- 11 Francisco Mundi Pedret
- 12 Estudiantes en el “Seminario Menor”
- 13 Subastado el Colegio de Arija
Tiempos difíciles
Siguiendo con las peripecias vividas por Arija, entre lo que recuerdo y lo que me han contado puedo decir que, en los años de la Guerra Civil y la posguerra, los días, para los mayores, eran de mucha tristeza, incertidumbre, miedo y desesperanza.- Sin embargo, “para los niños”, ajenos a lo que pasaba, todo era ¡felicidad! correteando por las calles con total libertad y despreocupación.- Como fierecillas sin amo, en la calle y en las escuelas, todo era expectación, diversión y alegría.-
El paso por aquellos años de mi padre por la Fábrica de Cristalería fue de sufrimiento, de preocupación, de mucha resignación y de mucha tristeza.- No sé qué trabajo desempeñaba en la Fábrica, sólo sé, que siempre llegaba a casa muy triste, muy pensativo, con las manos y la cara tiznadas de carbón y de grasa, y el buzo… ¡lleno de suciedad!.-
Lo peor de todo, según me contó cuando fui más mayor, no era el tiznado de carbón y de grasa que llevaba por todo su cuerpo, ni el tener que ir a trabajar a la Fábrica, sobre todo por las noches, muchos días con mucho frío, mucha nieve o mucha niebla, que a él le afectaba sobremanera ya que estaba acostumbrado a trabajar sin tener que cumplir rígidos horarios de trabajo como: ¡los relevos! de las diez y de las seis de la mañana, que no terminaba de acostumbrarse a ellos.-
Ni siquiera el tener un sueldo mísero que no llegaba ni para lo más imprescindible, que quitaba la alegría de vivir era lo peor.-
Lo peor de todo era… la Guerra, la preocupación de lo incierto, la libertad que se había perdido, el no poder compartir tus sentimientos, exponer tus ideas, proclamar tus pensamientos.-
A los bares se iba con mucho sigilo, con un silencio cauteloso que encogía el alma, en guardia, ¡como camuflado en tu propia sombra!, pensando en no hablar mucho y si se hablaba… mejor hablar... ¡de nada!.- Del tiempo, de la partida de mus o de tute que se había perdido el día anterior era lo más socorrido y más que suficiente para tomarse un chiquito y… marcharse pronto para casa; quizá con alguna ¡noticia escalofriante! que muy confidencialmente te proporcionaba algún amigo de máxima confianza: una detención ¡incomprensible! de alguno del pueblo, un fusilamiento injusto e inútil, una muerte en el frente de algún conocido.-
Toda esta preocupación se agravaba al ir a dormir, pensando en la cama, en el silencio sepulcral que por las noches había en el pueblo, que en los días que venían, aquella situación… ¡no tenía salida!.-
El carbón
Referente a los sueldos que no llegaban, Abel Romero Menéndez, en un relato que ha titulado Pequeño viaje por Arija y alrededores, escribe refiriéndose a su padre:
- "También me comentó como limpiaban los vagones del carbón para sacarse un dinero cuando era chaval, y como el carbón que lograban sisar, se lo vendían a uno de los dos panaderos del pueblo".-
Es cierto.- Los chavales de Arija estaban esperando, ¡como piratas al asalto de un botín!, los vagones vacíos de los trenes que salían de la Fábrica y que habían transportado carbón, que quedaban aparcados en una vía muerta en espera de nuevos destinos.- Allí, los chavales recogían, barriéndolos minuciosamente con un cubo y una escobilla, los restos del carbón que había quedado adherido entre las tablas de los vagones.-
¡Era la ley del más rápido!- Cuando los vagones salían de la Fábrica arrastrados por una pequeña máquina de vapor, el chaval que conseguía subirse a un vagón el primero, ese vagón quedaba en propiedad para su explotación.- No había discusiones.- El barrido total del poquísimo carbón que había quedado adherido entre las hendiduras o defectos de las tablas del vagón descargado a pala en la Fábrica le pertenecía… al primer asaltante.-
Haciendo el barrido de varios vagones conseguían llenar un saquito de carbón, que después los vendían en cualquier casa.- El padre de Abel, según cuenta en su relato, se lo vendía a los dos panaderos de Arija que no eran otros que Ricardo Rapp "La Industrial Panadera", y Dionisio López "Panadería Nisio".-
Con las cuatro monedas de cobre que sacaban por la venta del saquito de carbón, acompañado de alguna briqueta de Sabero robada, estos chavales se compraban algarrobas, cacahuetes, castañas, pan de higo, un par de naranjas, o un chusco de pan negro.- Más adelante en el tiempo, un delicioso gofre en la "Confitería-Frutería La Concha, más conocida como "la tienda de la Conchi", y si el día había sido bueno... hasta una entrada de cine para el domingo.-
El pan negro, como lo llamaban, era porque no se cernía la harina por la escasez de trigo.- Amasado con todo el salvado que desprendía el trigo en la molienda, algunos chuscos de pan amargaban del sabor tan fuerte que tenían por la cantidad de salvado que llevaban.- Quizá también, por mezclar en las masas de pan la molienda de otras gramíneas con toda su cáscara o salvado, como el centeno o la cebada, incluso mezclado con harina de algarrobas: por eso el pan era de un color marrón muy oscuro llamado “¡pan negro!”.-
Aquel pan no era como el pan integral que se vende hoy día.- Era de un color marrón ¡tan oscuro! que iba camino del negro, y de un sabor fuerte muy especial, aunque terminabas acostumbrándote a ello: incluso llegaba a crear adicción.-
El carbón que los chavales recogían de los trenes barriendo los vagones se consideraba legítimo ,es decir, no se consideraba como robado y el Jefe de Estación y el Meritorio les dejaban cogerlo sin ningún problema.- No así las briquetas de Sabero y el carbón prensado, en forma de huevos, que llevaban las máquinas en el tender y en los vagones, que esto sí que era robado, jugándose los chavales un buen trompazo entre las piedras de las vías, porque se subían a los vagones para tirar las briquetas al suelo cuando el Jefe de Estación daba la salida a los trenes con destino Bilbao, y después de tirar al suelo unas cuantas briquetas los chavales se tiraban en marcha cuando los trenes habían alcanzado una buena velocidad.-
Estos chavales, que con el carbón y otras cosillas se sacaban un dinero de extranjis para sus gastos, ya que sus padres no les daban paga por vivir muy precariamente, también iban a la escombrera de la Fábrica a recoger escarabilla, aunque esto, más bien lo hacían las mujeres, para vender en cualquier casa o para ellas.-
O a coger chatarra, que compraba el chatarrero "Bienve", sobre todo cobre, que según los chavales se lo pagaba a muy buen precio pues con la venta de un kilo de cobre les daba para comprarse algo de comer, algún capricho de chucherías y entradas para el cine.-
La Camioneta
Terminada la Guerra, los nacionales, devolvieron a mi padre la camioneta requisada que con tanto sacrificio e ilusión se había comprado y… ¡se salió de la Fábrica!…, ¡pensando que con la camioneta iba a vivir mucho mejor!-
Recibió una carta del Ejército donde le decían que, "Habiendo terminado la Guerra y no precisando ya los servicios de la camioneta, se la devolvían a su legítimo dueño con el “¡Gran Honor!” de haber servido a la Patria".-
¡Pero!… tenía que ir a recogerla en persona, previa acreditación de ser el legítimo dueño, a los cuarteles que el Ejército tenía en Valencia, ya que era en esa ciudad donde la tenían depositada.-
No le quedó otro remedio si quería recuperar la camioneta que ir a por ella a Valencia.-
"¡La camioneta que le devolvieron!", ya no era la misma que cuando él la sacó del concesionario en Burgos.- En poco tiempo había envejecido como si "cien años" hubiese estado trabajando por los pueblos, como era su destino.-
Llevaba marcadas en toda su carrocería las salvajadas que con ella habían hecho en el frente de batalla.- Ya no tenía ¡esa pintura reluciente de "novia" recién salida de fábrica!.- No tenía cartolas y los faros... la faltaban.- La cabina y los guardabarros tenían señales inequívocas de haber sido maltratados, perforados, pisoteados y aplastados.- Por muchos sitios se mostraba abollada saliendo herrumbre y el óxido de la chapa, y también las ruedas a simple vista se veía que no estaban alineadas.- Al andar, el motor "metía tanto ruido" que… se esperaba de un momento a otro que la camioneta ¡explotara!.-
Después de un viaje de regreso muy penoso, pues el motor de la camioneta ¡constantemente fallaba!, consiguió llegar con ella hasta Arija.-
El recuerdo que me quedó de aquella camioneta es de ver a mi padre ¡maldiciendo! todos los días bajo ella (no sé a quién, ni a qué); cambiando piezas deterioradas por otras nuevas.- El Ejército le había "devuelto" una camioneta que tres años antes ¡era nueva!, totalmente destrozada.-
Uno de los primeros portes que hizo con aquella camioneta fue al pueblo de Las Rozas, a traer para Don Juan (Juan Manuel Gutiérrez Díez), el médico de Cristalería, un coche pequeño, un deportivo, un modelo antiguo semejante al de las carreras de la época que no puedo precisar de quien era, ni el motivo de traérselo, ni si lo compró o se lo regalaron.-
Algún porte más recuerdo que hizo con aquella camioneta Chevrolet, llevando maderas, arena, chatarra o terneras.-
Según cuenta Francisco Pedret en su relato Mis recuerdos de Santa Gadea, se cobraba en aquella época por un porte de camioneta "cinco pesetas por kilómetro", tanto de llena como de vacía.-
Terneras campurrianas
Como la camioneta no daba más que disgustos, mucho trabajo, gastos y ninguna ganancia, por estar continuamente averiada, mi padre vendió la camioneta (creo que para chatarra), y abrió un negocio de carnicería pues sabía algo del oficio de carnicero por haber ayudado a su padre en el mismo oficio en nuestro pueblo.-
Para inaugurar el negocio de carnicería compró unas magníficas terneras: puede ser que en Lanchares…, o en La Riva…, quizás en La Población, en Quintanamanil o en Servillas, o pudieran ser de Monegro, de Servillejas, de Corconte, de La Costana, de Villasuso o de Orzales, ¡quién sabe!…, pues a todos esos pueblos iba a comprarlas.- También pudieran ser de San Vicente, de Herbosa, de Santa Gadea, de Higón o de Montejo, aunque por estos pueblos, a comprar, iba menos.-
Las terneras de la inauguración parece ser que eran "campurrianas", por un detalle de un percance que después de un tiempo nos contó mi padre, pues tuvo tan mala suerte que una de ellas en el río Virga... ¡se le ahogó!.-
Aquellas terneras las llevaban desde todos esos pueblos hasta Arija "andando" por la Vilga.-
Eran unas terneras de una clase para carne ¡extraordinarias!.- Bien alimentadas: incluso por haber mamado a dos o tres vacas; medio salvajes, que tenían mucha fuerza y al tener que pasar el río Virga había que ser muy habilidoso para, sin soltarlas del ramal, buscar un vado para pasar a la otra orilla.-
Aquel día las terneras se asustaron, y una de ellas se metió en un pozo donde no debía, y con el forcejeo por sacarla terminó ¡ahogada! en aquel pozo del río Virga.- Allí la dejó mi padre, suponiéndole ¡un gran disgusto! y… ¡una gran pérdida monetaria!.-
FOTO IZQUIERDA: Arturo y Marcos Ruiz, con un jato en el prado de Vallejo. Al fondo la Iglesia de Arija. FOTO DERECHA: “Puente Rutón” (entre Arija y Santa Gadea), antes del pantano.
Por la Vilga discurrían el rio Nava, el Virga, y otros arroyuelos con pequeños pozos donde abundaban los cangrejos. Para pasar de un lado a otro de los ríos o arroyuelos había que encontrar “vados”, pues en toda la Vilga solamente había dos o tres puentes como este “Puente Rutón”.
¡Con muy mala suerte empezó el negocio!….- Le afectó tanto la pérdida de la ternera que se pasó ¡un mes! sin casi hablar en casa: pensativo y cabizbajo pensando en su mala suerte, sin saber mi madre, ¡por no contarlo para no disgustarla!… ¡qué era lo que le pasaba!....-
Los soldados italianos
Quisiera comentar algo sobre este “Cementerio Militar” porque hay una gran confusión sobre el mismo, sobre todo para las generaciones actuales que lo visitan.
Para los que lo visitan por primera vez, se encuentran con un lugar destruido, arruinado, saqueado y abandonado, que muchos lo califican de “extraño monumento”. Muchos dicen que les invade una “sensación extraña” de abandono, ¡casi un escalofrío! y se preguntan... ¿qué demonios hace un monumento así en un lugar como ese? O, cuál es el significado de la gigantesca letra M que preside el conjunto.
Muchos de los que lo visitan dicen que, si no se sabe su “significado político”, el monumento puede parecer ¡una excentricidad!
A muchas gentes “les cuesta encajar en su mente” el significado de este monumento y es porque para definirlo se emplean palabras “que tergiversan su significado”.
El idioma español o castellano es muy rico en palabras que definen exactamente lo que queremos decir, pero si las empleamos mal “nos desinforman”.
Lo mismo ocurre con los signos de puntuación (de los que yo mismo soy un negado, y claro, cambian el significado de lo que se pretende transmitir).
Si se empieza queriendo saber su “significado político”, que no lo es, que es “religioso”, si al “Cementerio” lo llaman “Pirámide”; a la “Cripta” lo llaman “Sótano”; si a la “M” de la Virgen María la llaman “M” de “Mortuorio” o “M” de “Mussolini”, pues no es extraño que quien lo visita considere a este monumento como “una excentricidad”, o más bien “¡un patético monumento fascista!”.
En definitiva este monumento es: Un “Cementerio Militar Católico” (que como no está a cielo descubierto deberíamos llamarlo “Mausoleo”, que quiere decir: “sepulcro magnífico y suntuoso” (no “monumento”), cuyos soldados y oficiales “cristianos católicos” enterrados en el mismo están (estaban, porque han sido exhumados) bendecidos por la Iglesia Católica y bajo la protección de Nuestro Señor Jesucristo (la cruz diseñada en la parte de arriba del Mausoleo) y de la Virgen María, la gran M de la entrada (Madonna en italiano) donde nada más entrar había enterrados en 360 nichos, soldados, y en la cripta, en 12 nichos, oficiales, (todos italianos y algunos muy jóvenes, con 18 años) que voluntariamente vinieron a España a combatir “contra el ateísmo marxista-leninista”.
Este “Cementerio Militar Católico”, o “Mausoleo”, fue mandado construir por Franco en el año 1939, para honrar la memoria de éstos soldados y oficiales que cayeron abatidos por el fuego republicano en una sangrienta batalla que tuvo lugar por toda la zona cercana al mismo.
Su diseño ¡muy original! y llamativo y a la vez muy sencillo fue proyectado por “artistas italianos”.
Los nichos estaban todos perfectamente alineados con los nombres, categoría militar y fotos de los allí enterrados, y a la entrada había “un altar para orar o decir misa”.
Este “Cementerio” ha sido “profanado”, “expoliado” y “destruido” (no se sabe por qué, ni por quien, ni para qué) desde muy pronto de terminar la guerra.
A raíz de un grave accidente, con muertos, de un autobús (el accidente del autobús, ¡fatal casualidad!, fue también en el Puerto del Escudo, muy cerca del “Mausoleo”), de "excombatientes" y de "familiares" de estos soldados que vinieron desde Italia a conocer el sitio y rezar por ellos, los restos de estos soldados fueron exhumados y enterrados de nuevo en Zaragoza, en la Torre de la Iglesia de San Antonio, en lo que se conoce como “Sacrario Militare Italiano”, que todavía pertenece al Ministerio de Defensa de Italia por lo que, en el Cementerio del Puerto del Escudo no queda absolutamente nada: si acaso “vestigios de una sangrienta guerra”, siendo actualmente un lugar “inhóspito” y “fantasmagórico”.
Espero que los que lo sigan visitando ya no lo consideren “una excentricidad”, o más bien “¡un patético monumento fascista!”.
Un día llegaron a Arija "dos camiones de soldados".- Eran soldados italianos que procedían del frente del Escudo.- Llevaban unos camiones que a mí me parecían… ¡camionazos!, por grandes y por fuertes.- Sobre todo las ruedas y lo de delante, donde llevan los radiadores y los parachoques.-
Eran de ese color verde que los del ejército pintan a los tanques, que les hacía parecer todavía…¡más imponentes!.-
En el parachoques delantero tenían acoplados dos ganchos, que vistos desde mi altura de niño eran… ¡enormes!, pues mi cabeza casi no llegaba a ellos.-
Uno de los camiones llevaba enganchada en uno de los ganchos y enrollada en el parachoques ¡una gran cadena de hierro!, y el otro camión, en uno de sus dos ganchos delanteros llevaba clavada… ¡la cabeza de un lobo!, todavía ensangrentada, recién cortada por el gaznate.-
Con las armas que aquellos soldados llevaban seguramente les habría sido muy fácil abatir aquel lobo que, por lo grande que era su cabeza, era un lobo adulto, ¡un lobazo!, de "esos" que hacen mucho daño a los rebaños de ganado.-
Aquel lobo que habían matado aquellos soldados y que llevaban como "un gran trofeo" su cabeza clavada en el gancho delantero del camión, probablemente procedería de los montes de Lanchares, de San Miguel de Aguayo, de San Miguel de Luena o de San Pedro del Romeral, pues por aquellos montes había camadas de lobos que, sobre todo en los inviernos, asustaban a los obreros que iban andando a trabajar a la Fábrica de Cristalería.-
Curiosamente a mí, ¡no me llamaba nada la atención! aquella cabeza ensangrentada del lobo pinchada en el gancho del camión de los soldados italianos.- A pesar de ser "un chavalín", un niño, no me causaba ninguna impresión ni sus ojos vidriosos y saltones de animal degollado, ni la sangre que todavía estaba fresca, ni sus afilados colmillos y puntiagudas orejas, porque estaba muy acostumbrado a ver ovejas y terneras tumbadas, ¡muertas!, ¡degolladas!, en el suelo del matadero de Arija.-
Antes de ver ¡aquel lobo! ya había visto muchas ovejas y terneras con el pescuezo ensangrentado, un agujero con sangre en la garganta causado por el cuchillo que las cortaba la yugular para que sangraran antes de despellejarlas.-
También había visto muchos "jatos" y "vacas" con la lengua afuera y los ojos vidriosos de los animales muertos, colgados en el matadero de Arija en grandes ganchos y poleas.- Y… "los colmillos de los cerdos" que mi padre me los daba para jugar con ellos.-
A mí me llamaba mucho más la atención ¡lo grandes! que eran los camiones: el frente, los radiadores, los parachoques y las ruedas que tenían; que todo ello me parecía… ¡una fortaleza!, un camión indestructible, como hecho de puro hierro para andar entre piedras y atravesar montes y malezas.-
Como cosa rara y curiosa debo decir también que ¡me encantaba! el olor del gasoil quemado que desprendían los tubos de escape cuando los soldados ponían en marcha aquellos… ¡camionazos!.-
Estos soldados italianos aparcaron los camiones en la campa que había frente al chalet del director de la Fábrica de Cristalería; al otro lado de la Gran Vía donde hoy día hay construido un grupo de casas.-
Los soldados italianos, ¡muy tranquilos!, andaban en rededor de los camiones haciendo cosas y hablando entre ellos muy tranquilamente.- Los niños les mirábamos con ¡asombro! y ¡admiración! todo lo que hacían.-
Al cabo de un rato se sentaron en el suelo disponiéndose a comer y nos invitaron a que nos sentásemos con ellos.-
Para los niños que estábamos observando a los soldados era una ¡inmensa aventura! estar cerca de ellos, entre sus fusiles y sus camiones, y con muchas ganas y mucha alegría nos sentamos en el suelo junto a ellos.- Nos daban trocitos de chusco de pan blanco (este pan solo lo tenían estos soldados) para untar comida que sacaban de unas pequeñas latas.-
Por lo que hicieron aquellos soldados italianos por Arija creo que solamente llegaron hasta allí para descansar pues no hicieron otra cosa que acampar, comer y... darse unas vueltas por el pueblo hablando con las gentes: paseando muy tranquilamente por las calles de Arija.-
Victorio y Elena
Estos soldados italianos pasearon mucho por la Gran Vía hablando con las chicas.-
Según me han contado mis familiares, uno de los soldados italianos (no sabemos que graduación tenía dentro de aquel comando), en aquellos paseos y a primera vista ¡se enamoró locamente! de una de las chicas de Arija que paseaban con ellos por la Gran Vía, pasándola a ella… ¡otro tanto!.- O sea que, al ver al soldado italiano, sufrió los mismos síntomas de un ¡mal de amores! loco y repentino y, por lo que sucedió después, era un mal… ¡incurable!.-
Para estos males solo hay una medicina: estar los enamorados juntos día y noche… ¡toda la vida!…-
Fue ¡un flechazo a primera vista!.- Uno de “esos enredos” que Cupido limpiamente hace con los jóvenes de vez en cuando.- Un flechazo de amor irresistible, mutuo, amor platónico limpio y verdadero, ¡de los que duran en el tiempo!, pues son amores que… “bajan del cielo” y ¡salen del alma!.-
Aquel mismo día el soldado italiano y la chica de Arija se prometieron ¡amor eterno!, y se hicieron ¡novios!, y él prometió volver algún día para casarse con ella en Arija.-
Efectivamente, el soldado italiano ¡envenenado de amor! por el dardo que Cupido le había lanzado así lo hizo cumpliendo años más tarde su promesa.-
Después de terminar la II Guerra Mundial, supongo que en el intermedio escribiéndose innumerables cartas de amor mataselladas con la imagen de Benito Mussolini y de Francisco Franco, el soldado italiano, terminada la Guerra y ya licenciado regresó a Arija y se casó con ella.-
Fue, según me han contado pues yo de esto no me acuerdo, una boda muy sonada, ¡muy pomposa!, ¡rimbombante! y ¡espectacular!.- Una boda que por aquellos pueblos no se había visto otra igual.- Una boda para publicar en las revistas del corazón si hubiese sido en estos días.-
Las señoras y las chicas, me han dicho, vestían a la última moda con "vestidos de raso", "sombreros espectaculares", "pamelas con flores" y "zapatos blancos de altos tacones", y todas las señoras "enjoyadas".- Los hombres "con chaqué" y "trajes de corte italiano", con "zapatos de charol", "sombreros" y "bastones".-
Toda la comitiva fue andando desde el chalet donde vivía la novia en Arija-Vilga hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Ascensión en Arija de arriba.-
El soldado italiano que regresó a Arija como novio se llamaba "Victorio", y la espectacular novia, "Elena", hija de un administrativo de la Fábrica de Cristalería.-
Del vestido que llevaba la novia no lo puedo describir porque no lo vi, pero sabido como iban los invitados la novia no podía ir de otra manera, o sea, ¡espectacular de guapa y de bonita!.-
Estos "Romeo" y "Julieta" de Arija se casaron y se fueron a vivir a Italia, al pueblo de Victorio, y años más tarde regresaron a Arija acompañados de una niña: una italo-española, su hija, que según mi información tuvo otra hermanita.-
Según me han dicho, parece ser que siguieron viviendo en Italia en el pueblo de Victorio, y no será muy difícil que desde allí identifique esta historia de amor alguno de sus protagonistas.-
La señora Visitación
Una buena persona
Por aquellos días casi todas las noticias las recibíamos en Arija por… "la radio".- El que la tenía, pues había mucha gente que carecía de ella, entre ellos mi familia que nos enterábamos de lo que ocurría en el mundo por lo que la gente nos decía.-
Uno de los que tenían ¡un aparato de radio! era "Joaquín", el de la cantina de "La Población".-
A los mercadillos de Arija iba todos los jueves una señora de "La Población", un pueblo de Campoo de Yuso en Cantabria, de estado soltera, que vivía sola en una casuca con las cuadras adosadas a la casa, situada a la salida de "La Población" en dirección al monte camino de Corconte.-
Con dos vacas ratinas, un carro y un arado, alguna tierruca y cuatro gallinas, se las arreglaba para vivir- Creo que algunos años también criaba un pequeño gorrino que, al llegar al hermoso estado de chon bien cebado, con las primeras heladas y nevadas cercanas a la Navidad ¡lo pasaportaba! transformándolo en jamones, chorizos, morcillas de arroz, trozos de grueso tocino y unas tiras de panceta veteada que todo ello la valía para prepararse de vez en cuando, en su cocina de leña, ¡un puchero de cocido montañés! que para sí lo quisieran "los reyes" y "mandamases" de este mundo.-
¡Era la mujer más ruda que jamás haya visto nunca!.- Se llamaba Visitación, más conocida por el apodo de La Roja….- "La Roja de la Población".-
Llevaba a vender huevos y botellas de leche a Arija que casi siempre los dejaba en el chalet de "Doña Ana" (esposa del subdirector de la Fábrica de Cristalería) y en nuestra casa.-
Para sacar la leche de aquellas botellas había que romperlas, de la nata que se formaba dentro de la botella por la buena calidad de la leche.- La nata, casi mantequilla, taponaba de tal forma todo el cuello de la botella que no había manera de que saliese la leche.- (Con una aguja de tejer lana había que pinchar varias veces la nata hasta conseguir que saliese la leche).-
"La Roja de La Población", la señora Visitación, que según ella "no era roja", que era "¡muy de derechas!"..., decía que la llamaban roja porque tenía el pelo de un color "tirando a teja" pero no era "comunista", ¡ni tampoco de Franco!...-
Según decía era "de la amistad" y "del trabajo" y siempre que se podía, ¡qué carajo!, del bien vivir… ¡del buen comer y del mejor beber!-
Siempre que llevaba a vender huevos o leche a nuestra casa también llevaba noticias de la Guerra, de la política y de los políticos contándolas todas como ¡ciertas! porque se lo había dicho "Joaquín", el de la cantina y... "¡Joaquín no mentía!" porque lo había oído por… "la radio".-
Las noticias que sobre "la política" nos llevaba La Roja de la Población siempre eran… ¡malas!:
- ¡La cosa esta muy mal!- ¡Va a estallar otra guerra terrible!- ¡No vamos a tener que comer y nos vamos a morir todos de hambre!- ¡No va a haber trabajo para nadie!- ¡La política está muy mal!- ¡Los políticos andan revueltos, no se entienden entre ellos y las naciones quieren guerra!-. “¡Que si los rusos!”... “¡Que si los alemanes!”...-
La información que nos daba era referente a la política y los políticos de España y de todo lo que se cocía en las naciones de toda Europa y del Mundo.-
Durante unos años nos estuvo machacando de que, según "Joaquín"… ¡va a venir otra guerra mucho peor que la de antes!...-
Los mayores, ¡vivían angustiados! esperando que estallase… ¡La III Guerra Mundial!.-
Era una mujer "muy tosca", con unas manos grandes y callosas del trabajo y unos pelillos debajo de la nariz, por la barbilla y la comisura de los labios que, cuando no se los afeitaba, en quince días se dejaban notar.-
Era una señora "muy correosa", de muy buen "ánimo" y "talante" para la charla, con muy buena salud y muy inquieta, muy trabajadora y con mucha fuerza pues en su casa hacía la labor de dos hombres.-
Solía calzar abarcas de goma, zuecos o almadreñas.- Vestía de oscuro, con calcetines de lana en un tejido hecho por ella misma de una mezcla de colores blancos, negros y grises, que transformaban los calcetines en un color "pinturero", y con un pañuelo grande de lunares anudado en la cabeza que constantemente se ponía y se quitaba para esconder su recia cabellera.-
Iba desde "La Población" hasta "Arija", andando por la antigua carretera que se engulló el Pantano del Ebro, con un cuévano a la espalda, siempre de muy buen ánimo y humor y, aunque acompañada por otros que también acudían al mercadillo, solía caminar como ausente, ¡sumida en sus pensamientos y devaneos! sobre la política, los políticos y... "la Guerra" que siempre sacaba a relucir.-
Todo lo "ruda" que era en su aspecto exterior lo compensaba con ¡un corazón de oro! de muchos quilates y unos sentimientos nobles, limpios… sin dobleces.-
Sin ninguna maldad en sus acciones y pensamientos no tenía inconveniente en proclamar ¡en voz alta!, en cualquier sitio y en cualquier circunstancia, delante de quien fuese, lo que pensaba y sentía de la Guerra, de los políticos y de la política: calificando a los políticos de cualquier cosa que se la ocurría pues era adicta a comentar y propagar cuentas noticias y rumores corrían sobre estas cuestiones contrastándolas con lo que ella ¡pensaba y sentía!.- (La Guerra y la política eran su obsesión).-
Cigarrillos Chesterfield
Por aquellos años escaseaba muchísimo el tabaco.- Ni pagándolo a precio de oro se podía encontrar.- La señora Visitación era la única de todo aquel contorno de Campoo y de Arija que se fumaba sus buenos pitillos.- Y no solamente se fumaba sus buenos pitillos sino que además eran del más puro tabaco rubio americano cuyo aroma se percibía a varios metros de distancia.-
La señora Visitación, como hemos dicho, llevaba para vender botellas de leche y huevos, productos de una calidad insuperable, además de a nuestra casa también se los llevaba a "Doña Ana": una francesa casada con "Don Javier", Subdirectores de la Fábrica de Cristalería que vivían en uno de los ¡grandiosos chalés de la Gran Vía!.-
Este matrimonio tenía dos niños llamados "Olivier" y "Javier" (hay dudas con el nombre de Javier: debe ser otro nombre muy francés que no nos acordamos.- Lo que no hay dudas es con Olivier, que era un niño muy travieso): uno de "diez años" y el otro de "cinco".-
Doña Ana era una señora, aunque más bien "señorita", por su juventud, que procedía de Francia.-
Una francesa joven, simpática, guapa, elegante, refinada, muy activa y muy moderna. Montaba primorosamente a caballo y practicaba la equitación casi a diario.- Su marido Don Javier, también un señor joven y de muy buen trato, siempre iba por Arija y a la Fábrica con sombrero.-
"Doña Ana", y "La Roja de La Población" eran dos personas ¡diametralmente opuestas! en todos los sentidos de la palabra, menos en la cualidad de la "actividad" que coincidían plenamente, y como la señora Visitación era muy habladora, muy comunicativa y muy dicharachera, y siempre llevaba noticias ¡sorprendentes! de todo tipo pero sobre todo de "política", quizás por esto Doña Ana se pasaba sus buenos ratos de charla con ella cuando la llevaba los huevos y la leche y, al despedirse, Doña Ana siempre regalaba a la señora Visitación, "un paquete de tabaco rubio americano marca "Chesterfield" (posiblemente de procedencia parisina).- Después… La Roja… se pasaba por nuestra casa a dejarnos más huevos y más botellas de leche.-
Como cuando iba a nuestra casa solía coincidir (o ella lo hacía coincidir) con las horas de comer, mi madre la ponía en unas cazuelitas de barro ¡unos guisos de carne de ternera!… (de las buenísimas terneras de Campoo) ¡con una salsita para untar pan!… que era manjar de sibarita refinado en tiempos de la Guerra.- También la dejaba encima de la mesa una botella llena de vino, para que bebiese lo que quisiera (la mayoría de los días la dejaba medio vacía).-
Como si de "una catadora" en un hotel de seis estrellas se tratara prolongaba la comida ¡saboreando! cada bocado, y a medida que iba comiendo y bebiendo cada vez nos contaba con más entusiasmo y más “"¡en alto!"” noticias sobre la Guerra y la política, que eran unas noticias ¡estrambóticas!,¡sorprendentes! y…¡escalofriantes!, pero “¡verdaderas!” pues se lo había dicho Joaquín, el de La Población, el de la cantina, el dueño del "Carloto" y Joaquín lo había escuchado por la radio y… “¡la radio no miente!”.-
¡Nunca veía camino de marcharse de nuestra casa!… de contenta que se iba poniendo...-
Al final no la quedaba otro remedio que ¡echarse el cuévano a la espalda! y limpiándose la comisura de los labios un par de veces con la palma de la mano y la manga del jersey sacaba un pitillo Chesterfield, lo encendía, y se marchaba para su casa de La Población echando chispas, ¡más contenta que unas castañuelas!.-
La gente al verla por la calle "más contenta de lo normal", y sabiendo de que pie cojeaba, siempre la comentaban alguna cosa para ver lo que contestaba:
- Hoy sí que vas ¡caliente!, Roja, no vas a pasar frío por la Vilga….-
- ¡Oye!, que yo no soy roja ¡eh!, mucho cuidado, que yo soy ¡muy de derechas!.-
- ¡Sí!, ¡sí!... si te ve Franco… ¡no sé!....-
- ¡A Franco que le den!…, yo soy ¡muy de derechas! que soy roja solo por lo del pelo y no me tires de la legua que por Arija hay muy buena gente y no quiero enfadarme con nadie, ¡que me tratan muy bien en este pueblo!.-
Llena de satisfacción, con el estómago reconfortado y en los bolsillos cuatro cuartos que había sacado por la venta de los huevos y la leche, "sospechosamente alegre", se marchaba con decisión, con mucha chispa para recorrerse el camino de vuelta para "La Población", hablando sola por el camino y dejando por donde pasaba un rastro de olor del mejor tabaco rubio americano.-
Solamente ella de todo Campoo, en aquellos tiempos, podía fumarse sus buenos pitillos.- Recuerdo perfectamente, como entonces, el tabaco escaseaba muchísimo y estaba muy solicitado; y no había manera de encontrar tabaco por ninguna parte de ninguna clase: ni rubio, ni de picadillo o de cuarterón, ni ideales que luego hubo, ni de ninguna clase, fumándose los hombres que no podían aguantarse, las hojas secas de las patatas, por eso llamaba mucho más la atención los buenos pitillos de "tabaco rubio americano" que "La Roja de la Población" se fumaba.-
La genciana
A mí esta señora Visitación de pequeño me quería muchísimo.- Siempre que pasaba por nuestra casa se preocupaba por lo que hacía en la escuela, por los amigos que tenía, por mi salud….-
En tiempos de esta señora yo era un chaval que nunca tenía ganas de comer y mi padre andaba "¡desesperado!" por conseguir… ¡que se me abriese el apetito!.-
El practicante de la Fábrica de Cristalería me ponía inyecciones y reforzaba lo poco que comía haciéndome tomar, como reconstituyente, cucharadas soperas de aceite de hígado de bacalao, que a los tres días de abrir el frasco el aceite de hígado de bacalao se ponía rancio porque no teníamos nevera para conservarlo y, al tomarlo, me hacía el efecto contrario de lo que pretendía mi padre pues de tanto asco que me daba… ¡devolvía lo poco comido!.-
Me estaba quedando muy flaco y un día, "La Roja de La Población" me dijo tajantemente que, lo del apetito me lo arreglaba ella en una semana.-
Me iba a traer unas raíces de una planta que ella conocía para abrir el apetito… ¡buenísimas!-
A mí, lo de…¡buenísimas!, después de lo del "aceite de hígado de bacalao", me sonaba a ¡cielo bendito! y… me puse muy contento.-
Envueltas en un grueso papel de estraza me llevó como "un kilo" de raíces gordas de aquella misteriosa planta las cuales había que hervirlas, ¡bien hervidas!, y del agua que soltaban "cuanto más concentrado mejor" tomarse "un vaso grande" una hora antes de comer; todos los días por lo menos durante quince días, y si fuese durante un mes, mejor que mejor.-
Según La Roja, aquellas raíces eran ¡milagrosas! para abrir el apetito, y en pocos días lo iba a notar.- Eran las raíces de una planta que ella conocía con el nombre de "Lajunciana".-
La planta en cuestión era..."la genciana"..., que no solamente no me abrió el apetito sino que terminó amargando totalmente mi vida poniéndome ¡más flaco todavía! de lo malísimo que era tomar aquellas infusiones por su intensísimo y astringente¡sabor súper amargo!.-
Era ¡imposible! beber un vaso de aquel caldo.-
Solo me sirvieron para acordarme de Jesucristo cuando en la cruz le dieron a beber "hiel con vinagre".-
(Con mucho gusto impondría ¡por ley!, a toda clase de políticos, la obligación de tomarse “un vaso grande” de este caldo en su estado máximo de concentración antes de tomar decisiones en el Parlamento: para que vomiten esa parte oscura y siniestra que lleva la política que trastorna las conciencias, a ver si así sus decisiones son de verdad beneficiosas para la humanidad).-
Olivier y Javier
Olivier y Javier, los dos niños de Don Javier y Doña Ana, no asistían a las escuelas de Arija: creo que les daban clases particulares.- Tampoco tenían amiguitos de su entorno para poder jugar y, muchas veces, se encontraban muy solos en su ¡grandioso chalet! de la Gran Vía.-
Había un niño de una familia humilde, de entre cinco o seis años, regordete, muy listillo y muy inquieto, que vivía frente a su chalet, al lado de mi casa el cual menciono en mi relato de La Casa del Practicante que, de vez en cuando, la sirvienta de "Doña Ana" dejaba entrar al chalet para que jugase con Olivier y Javier.-
"Pedrito", que así se llamaba el niño que también menciono en mi otro relato, ¡se lo pasaba en grande! cada vez que le dejaban entrar en el chalet para jugar con los niños de Doña Ana porque, además de ser para él ¡una gran aventura! jugar en aquel chalet tan grande, con tanto arbolado, y con los juguetes que Olivier y Javier tenían, a Pedrito, Doña Ana y la sirvienta le trataban ¡a cuerpo de rey!, más que bien, con muchísimo cariño y además siempre que le dejaban entrar para jugar "también le daban de merendar".-
Se cuenta que entre Olivier y Pedrito que eran ¡dos trastos de niños! muy inquietos y rebeldes, ¡se cargaron! un coche que tenía Don Javier, el padre de Olivier, aparcado en el chalet y que jugaban dentro de él pues Don Javier por Arija lo usaba muy poco.-
"Pedrito", de lo bien que se lo pasaba con Olivier y Javier "cogió una querencia muy grande" por aquel chalet y muchos días se asomaba por la valla para ver si le veían y le mandaban entrar para jugar.-
Estas vallas estaban compuestas por un murete de piedra, después una valla de madera, y cada cinco metros una columna de ladrillo y piedra rematada con un adorno en forma de perinola.-
Un día, Pedrito, acudió ¡con toda su buena voluntad y amistad!, como otras veces había hecho, a asomarse por la valla para ver si le veían y le mandaban entrar pues a Olivier y Javier se les oía dar ¡gritos de alegría! corriendo y jugando con la sirvienta dentro del chalet.-
Por estar estos "muy entretenidos", aquel día, parece ser que a Pedrito no le veían o que la sirvienta creyó oportuno que no entrara al chalet.- El caso es que a Pedrito no le hacían ¡ningún caso!-
Pedrito, para llamar más la atención se subió al murete de piedra y se puso a hacer "monerías" y "aspavientos" con los brazos para que se fijaran en él.-
¡Ni por esas!- La sirvienta y los niños seguían corriendo y jugando con ¡provocadores gritos de alegría! ignorando totalmente a Pedrito.-
Entonces éste, ¡sin poderlo remediar!, optó por la última intentona de llamar la atención y, se subió en lo alto de la columna poniendo su tripa encima de la perinola balanceándose con los pies y las manos fuera de la columna.-
Aquella acrobacia era muy peligrosa para la edad de Pedrito pues si se caía se podía hacer mucho daño.-
La sirvienta le vio y, alarmada, le instaba desde dentro del chalet con mucha preocupación dándole gritos y haciéndole señas con las manos para que se bajase de la columna.-
Creo que Pedrito ¡no comprendió! que la sirvienta de Doña Ana, muy preocupada, lo hacía para que no le pasara nada.- Supongo que pensó que le reñía y que le mandaba ¡a paseo!, porque Pedrito se ideó ¡una venganza! por haberle "chafado" la criada aquel día, la entrada al chalet para jugar con aquellos dos niños franceses.-
Yo lo estaba presenciando todo y pensé que "Pedrito" iba a obedecer a la sirvienta bajándose de la columna, marchándose "humildemente" y con "resignación" para su casa.-
Pero ocurrió algo de lo que jamás podía imaginarme que aquel chaval de Arija de seis años pudiese hacer.-
Pedrito se debió sentir ¡muy ofendido! por la actitud de la sirvienta, porque en vez de bajarse y marcharse para su casa, ¡se subió más alto todavía!, se puso de pie muy erguido en todo lo alto de la columna y, en un tono muy burlón y agresivo, a Olivier, Javier y la sirvienta, Pedrito les cantaba...
¡Muera!... “FRANCIA”... ¡Muera!... “FRANCIA”... ¡Muera!... “FRANCIA”...y... ¡Muera!... “FRANCIA”...
La sirvienta, al ver que Pedrito no se bajaba de la columna sino que aún se puso más en peligro de caerse, ¡angustiada!, se dispuso a salir a toda prisa del chalet para auxiliarle…
Para cuando la sirvienta llegó a la columna, "Pedrito" ya iba ¡a todo correr!... camino de su casa.-
Una radio en casa
"La radio" de Joaquín seguía "vomitando" noticias sobre la Guerra: unas "verdaderas" y otras ¡pura mentira!. Pero también proporcionaba "noticias sobre deportes" que a mí me interesaban, e instaba a mi padre para que nos compráramos "una radio", para no estar pendientes de los rumores que había por la calle.-
A mi padre no le interesaba para nada "la radio", pues pasaba de política, de la Guerra, y de los deportes.-
Ignacio Hermosa, el sastre, era representante de no sé cuántas cosas, y también lo era de "las radios", animando a mi padre para que se comprara una pues eran muy útiles: divertidas para el entretenimiento y daban mucha información.-
¡SEIS AÑOS!… "SEIS"… ¡SE LO ESTUVO PENSANDO!...: si para nuestro entretenimiento sería bueno comprarnos una radio o… ¡quedarnos como estábamos!.-
Al fin, entre la lata que yo le daba y lo que el sastre le insistía terminó comprándose… "¡LA RADIO!".-
Ignacio Hermosa, el sastre, era representante de no sé cuántas cosas, entre ellas, también lo era de radios de varias marcas.
Mi padre le compró una. Aquella radio resultó ser “¡una maravilla de radio!” para escuchar música y toda clase de noticias. Tenía un dial con una guía luminosa de color rojo para sintonizar las emisoras que era “¡una fascinación!” recorrer el dial para encontrar emisoras extranjeras y españolas, por el morbo y desasosiego que proporcionaban las noticias de la Guerra.
También tenía impresas en el cristal frontal, nombres de ciudades que a mí me parecían ¡lejanísimas de Arija!, perdidas en el mundo, como: Londres, Berlín, Florencia, Bruselas, Andorra, Lisboa, Milán, Niza, Nantes, Burdeos; otras me parecían tan raros sus nombres que me fascinaban como: Hamburgo, Argel, Praga, Alpenland, Bratislava (¡¿Dónde estaría Bratislava?!).
También tenía impresos los nombres de ciudades españolas: Madrid, Sevilla, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, La Coruña, San Sebastián, Valencia, Badalona, Burgos; más, R. Nacional, O.C. Española y Ondas Pesqueras.
Entre las marcas que más insistía el sastre para que comprásemos estaban la “Telefunken” (que estaba de moda como “buena marca”) y la “Inter”.
Mi padre le encargó a Ignacio Hermosa que le trajese una Inter.- Era una radio de válvulas o lámparas, con caja de madera, con cuatro grandes botones de mando: uno para encender y apagar, otro para el volumen, otro para la onda corta y otro para la onda larga, con una guía vertical de color rojo que se deslizaba por todo el dial para buscar las emisoras, con una pantalla con luz y números que resultó ser… ¡una maravillosa radio!-
En Arija, con la bicicleta descubrí en La Población las carreteras asfaltadas, que vaya usted a saber ¡a qué países y mundos lejanos de aventuras te llevarían aquellas carreteras asfaltadas!.- (Más tarde me enteré que la que yo descubrí en "La Población", por la izquierda llegaba hasta "Reinosa" y por la derecha hasta "Corconte").-
Con "la radio" descubrí… ¡la música!, sobre todo los conciertos de las Grandes Orquestas.-
Era ¡una gozada!, en los inviernos, ¡cayendo mansamente la nieve!, con una "ausencia absoluta de ruidos", escuchar por "la radio" a cualquier orquesta del mundo.-
Aquella radio "cogía" muchas emisoras de todo el mundo: no sé si por la situación del pueblo, la altura del sitio, la gran llanura de la Vilga, o por "un cable muy largo de cobre" que yo tenía conectado a la radio "como antena", el caso es que las emisoras se oían muy bien por lejanas que estuvieran, con alguna excepción.-
Yo no entendía, ni entiendo, "ni papa", de música y menos de grandes conciertos u orquestas pero… ¡no sé lo que era!, me quedaba horas "extasiado" escuchando la música de cualquier orquesta en aquel silencio sideral de las tardes noches de Arija sin que nadie me molestara, transportado al ¡séptimo cielo!.-
A los pocos días de habernos comprado "la radio", mientras bajábamos las escaleras para ir a la calle le espeté de improviso a mi padre:
- Padre, ¿Franco es… “¡un botijo!”?... .-
Mi padre se paró en medio de la escalera y mirándome fijamente todo asombrado me dijo:
- ¿Pero qué dices, hijo?- Como va a ser Franco ¡un botijo!.- ¿No sabes que Franco es el Generalísimo, el que manda en toda España? .-
- Padre, lo ha dicho… "la radio".-
- ¿Cómo va a decir "eso" la radio?.- ¡Ni se te ocurra decir eso por la calle!-
- Mañana te lo pongo verás que es verdad lo que te digo.- ¡Hablan todos los días de Franco "¡en la radio!".-
- ¡Bueno!, ¡bueno!, ¡bueno!- Claro que hablan de Franco todos los días, "en los partes de Radio Nacional de España".- ¡Anda!, ¡anda!, vete a jugar y ¡no digas esas cosas por la calle!.-
Al día siguiente, para encontrar el sitio de la radio donde yo escuchaba cosas sobre Franco, recorrí el dial con la guía roja para que mi padre lo oyese y… al dar con la emisora que yo escuchaba todos los días salió una voz "cavernosa" que "se iba" y "se venía" que decía:
- Aquí, Radio España Independiente, Estación Pirenaica, la única emisora española "sin censura" de Franco….-
La emisión empezaba con una sintonía y después de decir de qué emisora se trataba continuaba:
- Camaradas de España, compañeros y compañeras, trabajadores y trabajadoras, obreros y campesinos, no os dejéis engañar por ese fascista que oprime a toda España, ¡el criminal dictador! Francisco Franco…
Mi padre se asustó mucho y me dijo:
- ¡Quita!, ¡quita eso! y no vuelvas a poner "la radio" que nos comprometes si lo oyen los vecinos.-
En el programa que escuché donde decían que Franco era ¡un botijo!, era una escenificación que hacían simulando que iban en un avión por toda Europa tres camaradas comunistas, y uno de ellos explicaba a los demás sobre la política de la nación por donde pasaban y quien mandaba en ella.-
Otro de ellos preguntaba qué nación era por donde pasaban, quien mandaba y los crímenes políticos que hacía.- Así, cuando pasaban por Alemania comentaban las atrocidades que hacía "Hitler"; pasando por Italia ponían a parir a "Mussolini", y cuando pasaban por España el que preguntaba decía:
- …//… Y… "éste país"… ¿qué es?...
- ¿Este país?...
- ¡Sí!, éste.-
- Este país es… "España"
- Y… ¡ese!… ¿quién es?.-
- ¿Quién?..., ¿ese que parece… "UN BOTIJO"?...
- ¡Sí!, ¡ese!.-
- ¡Ese! es… "Franco",¡el criminal fascista que tiene oprimido bajo sus botas al pueblo campesino y obrero español!…
Las críticas a “Franco” eran continuas y de todos los calibres. A los de “Radio España Independiente”, “"Estación Pirenaica"” se les acababan los adjetivos "para denigrar su figura" y ese día no se les ocurrió otra idea para “injuriarle” que compararle con “¡un botijo!”.
La escenificación era bastante larga y no será exactamente palabra por palabra como lo cuento después de haber pasado desde entonces… "¡tanto tiempo!" pero… en algún sitio estará grabado y guardado para comprobarlo: quizá en los "Archivos del Partido Comunista en Rusia".-
Mi padre no me prohibió escuchar "la radio" pero me la hacía poner muy bajita para no comprometernos por si lo oían los vecinos: porque escuchar "La Pirenaica" en aquellos tiempos, era ser del otro bando; era ir claramente contra "el orden establecido por Franco".-
Aunque la ponía muy bajita me gustaba escucharla, a ver que decían de "Franco" y de "España".-
Siempre decían cosas muy diferentes comparadas con lo que escuchábamos en "los partes de Radio Nacional de España", y era una curiosidad morbosa escucharla, por el ímpetu y entusiasmo que ponían los locutores y lo que ¡exageraban! en lo que decían.-
Al ir buscando emisoras en el dial con la guía vertical de color rojo, "la radio", emitía unos ruiditos y silbidos: ¡chiiiii!, ¡chiuuuu!, ¡chuuii! (creo que era en la onda larga) que para mí era como algo lúdico recorrer el dial de una parte a otra buscando emisoras.-
Era "un gran entretenimiento" y lo que oía sobre la Guerra y la política para mí era como escuchar obras de teatro, porque de política no entendía nada.- (Y ahora…después de tanto tiempo… ¡menos todavía!).-
Además de esto, por las noches escuchaba música, y oía hablar a los locutores en unos idiomas que no entendía nada, pero me gustaba escucharlo.-
Me acuerdo de todo ello y de aquella época porque… ¡siempre tenía agujeros en los bolsillos de los pantalones!.-
El juego de las alubias
Cuando íbamos a la escuela teníamos muchos juegos para divertirnos, entre ellos El juego de las alubias.-
Es un juego que lo jugaban todos los niños y niñas en los recreos en las escuelas, pero los chavales de Arija, en este juego de las alubias, no jugábamos con alubias, jugábamos con unos cristalitos de colores de la "Fábrica de Cristalería".-
Llevábamos unos preciosos cristalitos de colores que eran ¡como un tesoro! tenerlos en los bolsillos, por sus colores y su forma.-
En la "Fábrica de Cristalería Española" hacían unas láminas de vidrio labrado con un dibujo de cuadraditos pequeños como de un centímetro, con un relieve de puntos y rayas y en colores, que a los chavales nos llamaban mucho la atención de bonitos.-
Los había azules, verdes, marrones, amarillos, naranja, aunque los más abundantes eran semitransparentes, o sea, del color del mismo cristal.-
Los cristalitos los había “azules”, “verdes”, “marrones”, “amarillos”, “naranja”, aunque los más abundantes eran “semitransparentes”
Solamente ver su forma y el colorido de los cristalillos era ya en si "un divertimento", y también escuchar "el ruido" que hacían en el bolsillo cuando ibas corriendo para casa.-
Las láminas de vidrio que se rompían la Fábrica las tiraba a la escombrera, y los chavales las cogíamos para recortar los cuadraditos de colores para este juego.- Cuando ganábamos llevábamos los bolsillos ¡llenos de estos cristalitos!.-
Algunos chavales llevaban los cristalitos muy bien recortados, porque se lo hacían sus padres en la Fábrica con el diamante, pero otros chavales, estos cristalitos los recortábamos "machacándolos con piedras" y les dejábamos unas pequeñas aristas que nos destrozaban los bolsillos de los pantalones, haciéndose ¡unos rotos! que... nuestras ¡Santas Madres!, pacientemente cosían una y otra vez para que ¡fuésemos felices jugando!....-
Francisco Mundi Pedret
Francisco Mundi Pedret (Paquito), que llegó de "Falset" (Cataluña) a "Santa Gadea de Alfoz", el 21 de Junio de 1.941 con diez años, cuando yo en Arija, en la misma fecha, iba a la escuela con nueve años, en su relato Mis recuerdos de Santa Gadea nos dice:
<<En Santa Gadea yo fui a la escuela con los demás niños, y con mi padre de maestro. Me examiné de ingreso a bachillerato en el Colegio de los Hermanos de Portugalete, y cursé primero por libre. A continuación estudié en el Colegio-Preceptoría Argüeso de Arija durante los cursos 1944-45 y 1945-46. Después regresé con mi familia a Cataluña y seguí estudiando la Carrera eclesiástica en el Seminario de Tarragona. >>
Francisco Mundi Pedret (Paquito), mi tocayo, también hace mención a estos cristalitos cuando escribe:
- ...//…Los peques, o no adinerados, jugábamos a lo mismo pero con cristales de colores de la Fábrica, que eran unos cuadraditos siempre con el mismo dibujo de rayas y puntos…//.-
Francisco Mundi dice que jugaban al juego de "La Raya" imitando a los mayores que se jugaban dinero de verdad.-
También comenta otras cosas en las que coincide conmigo "al cien por cien", por haberlas vivido en la misma época histórica de Santa Gadea y de Arija.-
Entre algunas de las cosas que menciona en su relato y que coincide "¡al cien por cien!" con lo que viví por Arija están las siguientes:
- La electricidad "brillaba por su ausencia".-
- Mi padre compraba "bidoncitos de carburo" en Zaragoza que llegaban por tren.-
- A veces recibía por correo ofertas de "aparatos de radio".-
- Los "postes de madera" que metían en los cimientos del Puente Noguerol.-
- Las "pieles de oveja" que pagaban a cuarenta pesetas unidad que compraban los pellejeros que iban por aquellos pueblos.-
- No vi vender "pieles de vacuno" pero si emplearlas para los aperos de labranza.-
- A continuación estudié en el "Colegio-Preceptoría Argüeso" de Arija durante los cursos 1.944-45 y 1.945-46.-
- El alquiler de un camión de aquel tiempo, de mucho "menor tonelaje que los actuales", costaba "cinco pesetas por kilómetro", tanto de vacío como de cargado.-
- En otros lugares se encuentran "yacimientos de arena blanca".- No hay sin embargo minas de la importancia de las de "Arija".-
- "Pan moreno los demás", de cartilla de racionamiento.-
- Manteca de cerdo como condimento, e incluso "sebo de oveja ó carnero".-
- "Espléndida" leche de vaca y su mantequilla artesana.-
- "Morcillas de arroz o de cebolla", como no las hay ni las ha habido en otro lugar alguno.-
- Luego había que subir la hierba "por el boquerón al pajar".-
Alguna más hay que he leído en su relato.-
Estudiantes en el “Seminario Menor”
Francisco Mundi Pedret nos cuenta en su relato que estudió en el “Colegio-Preceptoría Argüeso” de Arija-de arriba durante los cursos 1.944-45 y 1.945-46.
Éste edificio fue construido por la “Fundación benéfico-docente León de Argüeso”, instituida por Don León el 23 de noviembre de 1871 para la atención de “necesidades educativas y sociales”.
Don León de Argüeso era natural de Arija. Murió sin descendientes e hizo fortuna en Sanlucar de Barrameda. Allí sigue operativa su bodega "Herederos de Argüeso". Sus marcas más conocidas son la Manzanilla "San León", y la Manzanilla "Las Medallas".
Parece ser que, este edificio que la “Fundación León de Argüeso” construyó en Arija para “necesidades educativas y sociales”, primero fue para “Instrucción primaria", después fue “Receptoría”, donde se daban clases de latín, y más tarde se convirtió en “Seminario Menor”, donde se preparaban chicos con intención de ser curas.
Cuando fue Seminario Menor, lo dirigía, daba clases y ejercía como educador, el sacerdote Don Luis Gómez, primo de Don Salvador Gómez el párroco de Arija. Don Luis Gómez murió en un accidente de tráfico.
Por los años cuando estudiaba en este colegio Francisco Mundi Pedret, había discusiones por Arija al querer comparar la calidad de enseñanza que se impartía a los alumnos del “Seminario Menor” con la enseñanza que se impartía en las “Escuelas Nacionales” y en las “Escuelas de Cristalería Española” a chavales de la misma edad, pues en los tres centros docentes había muy buenos profesores. Se opinaba que los chavales que estudiaban en este “Seminario Menor” estaban mejor preparados y sabían mucho más que los estudiantes de las otras dos escuelas.
Podemos decir con conocimiento de causa que es verdad, pues los chavales del “Seminario Menor” sabían…”latín”…
Lamentablemente este edificio que la “Fundación León de Argüeso” construyó en Arija para “necesidades educativas y sociales”, por las circunstancias que fueren, cayó en abandono y se dejó arruinar. En una nota publicada en esta web de Arija podemos leer:
Subastado el Colegio de Arija
El viernes 1 de diciembre de 2006 se ha subastado la finca y el edificio que levantó en Arija la Fundación León de Argüeso. Después de muchos años de abandono, y en un preocupante estado de ruina, la noticia sólo puede ser positiva.
Aunque desconocemos el destino que le darán los nuevos propietarios, que adquieren la propiedad por 210.000 euros, seguro que traerá vida al pueblo. Por otra parte el Arzobispado de Burgos, la Parroquia de Arija y el Ayuntamiento reciben unos ingresos que pueden destinar a los fines de la Fundación benéfico-docente instituída por Don León hace 135 años, exactamente el 23 de noviembre de 1871: la atención de necesidades educativas y sociales.